jueves, julio 05, 2007

La mariposa...

...siempre quiso que el gatito fuera feliz. Por eso lo ayudó a entrar y salir del jardín vallado, para que nunca volviera a sentirse preso, como cuando la luz de la Luna hacía que las rejas de la valla se reflejaran en su cara.

Ese fue el regalo que el hada voladora quiso hacerle: que sintiera su propia libertad, que siempre había existido, aunque él no se hubiera dado cuenta.

Aunque tuvo poco tiempo para ello, puso todo su empeño en que el pequeño superara su miedo y saliera a conocer el exterior, y, cuando tuvo que dejarlo, lo hizo sin despedirse, pensando que aquella era la mejor manera.

Más tarde, sin que él tuviera la menor sospecha, lo vigiló desde el cielo, transmitiéndole toda la fuerza que necesitaba en los malos momentos y alegrándose con él en los buenos. Nunca lo abandonó, tal como se había prometido a sí misma.

El gato, al ver que había desaparecido, creyó que la mariposa que había sido su amiga lo había abandonado. Y aunque siempre notó que alguien velaba por él, que alguna fuerza desconocida controlaba que todos sus pasos fueran firmes, nunca supo que se trataba de la pequeña mariposa, que lo quiso hasta más allá del fin de sus días.

jueves, junio 28, 2007

Imagen

Pues... una cosita que tenía de hace tiempo y he decidido rescatar hoy ;)


Las lágrimas corrían ya libremente por mis mejillas, y mi pecho se agitaba, convulsionado por el llanto. No lo entiendo... ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me miras como si la culpa fuera mía? ¿Por qué te enfadas? ¿Por qué tienes miedo? Tantas preguntas y no hallo la respuesta para ninguna de ellas...
¿Miedo a perderme? ¿Te enfadas como modo de defensa? ¿Como cuando yo miro al suelo para que no me veas llorar? ¿Y qué pasaría si por una vez no lo hiciera, si te dejara verme como estoy ahora? ¿Me querrás? Pero... ¿menos?
¿Por qué no te das cuenta del poder que tienes sobre mí? Quizá sea mejor... si no, podrías hacerme mucho más daño, y lo podrías hacer intencionadamente, de modo que se multiplicaría mi sufrimiento.
La angustia que siento ahora... ¿Por qué no podemos hablar de nosotros? ¿Por qué te pones a la defensiva?
Y sin embargo, incluso en un momento como este, siento que las alas de mi ángel me rodean, firme pero suavemente, mientras posa delicadamente sus labios sobre mi frente. Mi ángel, que cae ahora al abismo que se ha abierto ante sus pies pero, aún así, sigue conmigo, a mi lado, para sentir mi calor y que yo pueda, quizá, evitar que sea arrastrado a un inmenso agujero negro.
Mi ángel está triste, me lo ha dicho. No quiere salir de su habitación y mi luz no consigue ser suficientemente brillante como para captar su atención, como para filtrarse por algún hueco de su persiana como hacía antes. Mi ángel ha bajado la persiana y no quedan resquicios por los que colarme... y viene una imagen del pasado a mi cabeza...

Las cálidas alas de un ángel acariciaban mi rostro. Mi cabeza reposaba sobre sus rodillas y me miraba a los ojos. Una mirada que me abrazaba sin tocarme, un abrazo que yo suplicaba en silencio, un silencio que me estaba matando.
Mi ángel siempre estaba ahí, como la arena de una playa que espera perenne la subida de la marea. Mis lágrimas corrían ya libremente, surcaban un rostro que reflejaba dolor, desesperanza y, quizá, desencanto, pero siempre estaba ahí...

Carta 5



Querido Infierno:

Me han pedido que cuente mi historia, esa que tú ya conoces, la que me atormenta en mis sueños. Quieren que libere todos esos sentimientos que no me atrevo a reconocer ni siquiera ante mí mismo.
A veces me los encuentro cuando duermo; intentan sorprenderme cuando bajo la guardia, por eso no se han presentado aún cuando estoy consciente.
Quizá son Ellos los que lo provocan. Ellos, con sus impecables batas blancas que sólo pretenden impresionar. Conmigo ya no lo intentan. Me han dejado en manos del más nuevo, el único que aún posee esperanzas de que "me recupere", como dicen. Ya ni siquiera se toma la molestia de ponérsela cuando viene a verme. Sólo trae una libreta y esos ridículos pantalones rotos, y empieza a preguntar. Resulta fácil distraerle, porque es demasiado joven y soy su primer "caso". Quizá me empleen como entrenamiento de las nuevas promociones. En ese caso, ¿debería sentirme utilizado o, mejor, agradecido?

Carta 4

Querido Infierno:
Hay ocasiones en las que ya no me reconozco. Escribo con desidia, habiendo perdido la ilusión que antes me provocaban estas cartas. Quizá sienta que mi objetivo está más lejos que nunca, o tal vez sólo sea que me encuentro solo.
Hace tiempo que Ellos me retiraron la palabra, excepto para algún "¿Cómo se encuentra hoy?" espontáneo. Creo que ya nadie me quiere aquí, y mi mayor temor es saber qué harán conmigo. Un leve temblor sigue a la apertura de esa puerta con la que me aíslan del resto del mundo.
Necesito compañía, necesito que me la devuelvas... aunque sólo sea una visión fugaz en un sueño. La añoro tanto... Es en este tiempo cuando me doy cuenta de lo que hice, y de todo lo que perdí desde aquel supermercado...
La visión de la sangre derramándose en el suelo empaña mis ojos. Creo que voy a llorar...

jueves, junio 21, 2007

Pingüinos en la cama, Ricardo Arjona


Vamos aclarando este asuntico
Ni tu estás pa´ policía
Ni yo para andar huyendo.
Vamos aclarando y te repito
Que no tengo todo el día
Para seguir discutiendo.
Si esto fuera una olimpiada
Romperías todos los records
De arruinarnos el momento.

Vamos aclarando este pendiente
Yo no soy tu propiedad
Y me harté de hacerme el mudo,
Quítate el complejo de teniente
Que el amor sin libertad
Dura lo que un estornudo.

Son iguales los defectos
Que hoy me tiras en la cara
Y al principio eran perfectos.

Vamos aclarando el panorama
Que hay pingüinos en la cama
Por el hielo que provocas,
Si hace más de un mes que no me tocas
Ni te dejas sobornar por ese beso escurridizo
Que busca boca y encuentra el piso.

Vamos aclarando el panorama
Yo no estoy pa´ crucigramas
Ni tú para masoquista,
Ya no sueñas viajes al caribe
Por tu rol de detective y mi papel del fugitivo,
Yo busco un sueño y tú un testigo.

Siempre con la misma cantaleta
Me voy para no volver,
Tengo listo el equipaje.
Llenas y vacías la maleta
¿Cómo puedes pretender que me coma ese chantaje?
Tienes cero en actuación,
Diez en manipulación
Y una beca en el psiquiatra.

Vamos aclarando el panorama
Que hay pingüinos en la cama
Por el hielo que provocas,
Si hace más de un mes que no me tocas
Ni te dejas sobornar sobornar por ese beso escurridizo
Que busca boca y encuentra el piso.

Vamos aclarando el panorama
yo no estoy pa´ crucigramas
Ni tú para masoquista,
Ya no sueñas viajes al caribe
Por tu rol de detective y mi papel del fugitivo
Yo busco un sueño y tú un testigo.

Con la dosis justa de cinismo
preguntas "¿que harías sin mí,
Si ya no vuelves a verme?"
Para ser sincero, haría lo mismo
Sólo que si estoy sin ti lo haría sin esconderme,
Lo haría sin esconderme...


Una canción preciosa...

lunes, junio 18, 2007

En mañanas como esta...


...invoco a mi ángel para que venga a hablar conmigo, a contarme sus historias y a oír las mías. Entonces me habla de sus fantasías, de los mundos que inventó para mí y para otras estrellas, de los paseos que nunca dimos ni daremos ya, de los abrazos que duelen tanto en la distancia...
Hablamos de la soledad cuando me siento sola, de la compañía cuando me siento amada, del calor cuando tengo frío y me rodea en sus sueños con sus dos enormes alas.
Me transporta a otros mundos en los que ya nada importa, en los que se puede ser feliz y dejar de sufrir para darme un respiro y volver luego, más brillante y segura que nunca, al mundo del que antes quería huir.
A su lado es todo más brillante, más real e inventado a la vez. Y estando con él, por muy lejos sque nos encontremos uno del otro, sé que todo irá bien, que nunca estaré sola porque siempre me vigila... y siento que no podré agradecerle todo lo que hace por mí. Es mi ángel, y eso es todo lo que le puedo decir.

sábado, junio 09, 2007

Amor libre, Nach con Shuga Wuga



Sigo siendo libre,
nada es complicado a tu lado,
tú me haces libre,
estoy irreconocible desde que te conocí,
más vivo y más sensible
porque estás aquí,
contando tus segundos junto a mí,
y esto lo escribí pensando en ti...
porque te quiero.

Porque te quiero, por encima de cualquier pero,
más allá del poderoso caballero Don Dinero,
tú renaces al amante y adormeces al guerrero,
haces que sólo sepa hablar con el corazón primero,
y te quiero,
eres la luz de mi agujero,
esa manta que me arropa en este frí­o mes de enero.
Eres la más linda flor que vi crecer en mis tierras,
la luz y la paz de un reportero de guerras.

Y por ti saltaré todas las vallas, vayas donde vayas,
besaré tus huellas en el suelo, porque te quiero.
Gritaré al planeta entero que eres tú y soy yo,
salvaré cualquier escollo con tu apoyo.
Treparé por tu espalda
hasta llegar a tu cuello, para acariciar tu oí­do
y definirte lo más bello,
todos tus detalles, todos tus destellos,
son astros en el cielo, y no puedo vivir sin ellos.

¿No crees que es lógico que me obsesiones?
Pintar en tu cara sonrisas la mayor de mis pasiones es,
y hoy de nuevo volví a soñar con mis frases,
para que las escuchases y volases,
sé que me crees.
Siempre sabes ser mi guí­a y mostrarme las direcciones
en mis momentos de duda
ante las duras decisiones,
qué fácil lo pones, sin condiciones,
ya ves: todo son celebraciones.

No es normal que me emocione
cuando vienes y me meces y me creces
en tu amor y en tus vaivenes,
de paz y sosiego,
cada problema es un juego,
tu amor me hace libre, y a tu amor me entrego...

CORO:
(Mírame, ámame, sabes que tu amor me hace libre)
No pasa el tiempo si te tengo al lado,
no existen sombras:
desde que has llegado me has iluminado.
(Tócame, siénteme, sabes que tu amor me hace invencible)
No pasa nada malo,
porque estás al lado,
tu amor hace libre a este loco enamorado.
(Sabes que tu amor me hace libre)

Estaré allí cuando llores
y cuando rí­as,
en tus días de melancolí­a y en tus alegrías
Estaré allí cuando duermas,
y cuando sueñes,
en tus miedos más profundos,
y en tus noches más frí­as.
Tan sólo déjame escribirte, retratarte,
rescatarte de la nada siempre que te sientas triste,
tan sólo mirarte cada madrugada,
tu amor impulsa mi pluma,
sientes mi beso hasta en tu almohada,
cada milésima en tus piernas y tu olor,
cada noche se hace eterna si no estás alrededor,
por favor. mantente cerca
de este constructor de puentes
con don de gentes, y que hace el amor con las mentes,
de este demente, que tendrás enfrente,
cuando despiertes, sonriente,
como siempre, tan resplandeciente,
y es que esos dientes son diamantes,
y es que tus ojos son dibujos,
que hablan de cómo te sientes.

Y antes de que preguntes, yo respondo,
siempre llego hasta el fondo de tu mundo
más profundo y hondo.
Cuando vamos paseando, conversando,
cuando ves que estoy mirando,
sacando mi lado más tierno.
Estudiando tus movimientos bajo el sol,
escribiendo sin control bajo este árbol,
amor de mármol.
Siempre firme ante cualquier adversidad,
entré en el tren de la vida contigo, hacia la libertad,
y así es tu amor,
como un suspiro de tu boca,
que hace mi sueño tranquilo.
Así es tu amor,
y con tu amor respiro,
todo tiene sentido,incluso la muerte,
después de este amor vivido,
tu amor me hace libre,
y así­ de libre lo digo.

CORO

Y hoy le canto al amor,
al amor loco,
amor de mí por vos y de vos por otro,
amor de un encuentro,
amor innato,
amor en bruto,
amor de una vida
o de un minuto...

Y hoy le canto al amor,
al amor loco,
amor de mí por vos y de vos por otro,
amor de un encuentro,
amor innato,
amor en bruto,
amor de una vida
o de un minuto...

(Mí­rame, ámame, sabes que tu amor me hace libre,
tócame, siénteme, mí­rame, tócame,
sabes que tu amor me hace invencible
ámame, tócame, sabes que tu amor ...,
mí­rame, tócame...)

Carta 3

Querido Infierno:
Debido a mi fallo he tenido que esperar un poco antes de volver a escribirte.
Ahora existo con la apariencia de un pobre diablo desquiciado. Qué ironía, ¿no? Por eso han bajado la guardia y puedo volver a esconderme para enviarte estas líneas desde mi habitación. Sé que las leerás, porque debes de estar aburrido después de toda la eternidad... y sobre todo porque confías en que vuelva a despistarme y a caer de nuevo en algún error. Pero no será así: he descubierto muchas cosas en este tiempo, casi tantas como las que ya sabía.
He descubierto que tampoco puedo fiarme de ti, de un viejo traidor, por muy buena fe que denoten tus palabras. Quizá a pesar de todo ni siquiera cumplas con tu parte del trato, quizá me quede solo para siempre...
Quizá eres tú quien no puede fiarse de mí. ¿No dicen que estoy loco? Aunque, después de todo, las apariencias engañan...

jueves, junio 07, 2007

Carta 2


Querido Infierno:
Ayer estaba muy nervioso cuando te escribí, porque sentía que me estaba acercando a mi meta. Llevaba tanto tiempo buscando esa sensación que llegué a pensar que realmente lo había conseguido, ganar al mismo diablo, que ya no podría volver a reírse de nadie tras ser burlado.
Tuvieron que doblarme la dosis de tranquiizantes, porque hasta Ellos se dieron cuenta. Tendré que tener más cuidado ahora que están alerta. Noto sus miradas clavadas en mi nuca mientras escribo estas líneas. Me han prometido no leer las cartas que envío, pero no puedo fiarme de ellos. Aún así, esta es la única forma que tengo de comunicarme contigo, así que tendré que seguir así, misterioso...
Ahora que ya sé qué se siente, la próxima vez estaré preparado para contraatacar tus esfuerzos por desestabilizarme y volverme contra mí mismo.

Carta 1



Querido Infierno:
Hace ya un año que la perdí, y me sigo preguntando por qué yo estoy vivo.
Aún no he comprendido el mecanismo con el que funciona el mundo. Cada día busco en la prensa todas las noticias en las que muere alguien, a la caza de alguna pista orientativa: ¿por qué este?, ¿por qué aquel?, ¿por qué un niño? ¿o un anciano?
Sé que ahí está la clave, y sé que la encontraré, porque ese es el trato, ¿no? Si la descubro... me la devolverás.

miércoles, mayo 16, 2007

La estrella que fue

Me hablas y me escribes sobre un gatito huérfano, un gato que perdió a la estrella que lo cuidaba, la que observaba cada uno de sus pasos, un gato que la busca ahora que la siente perdida, quizá porque siempre la dio por supuesta y no quiso (o no supo) apreciar los momentos que pasaban juntos.

El gato la busca ahora en la noche, ¿dónde si no? Se preguntará. Y no la encuentra… porque no está allí. La estrella cayó. Herida, no pudo sostenerse por sí misma en el firmamento y tuvo que bajar antes de que se extinguieran todas sus fuerzas. Por eso no la puede encontrar ahora, porque no la busca donde debería…

Dile al gato que deje de mirar al cielo porque no la encontrará, sólo verá el vacío que deja su ausencia, vacío en el lugar que ella ocupaba, donde siempre la buscó y ella siempre respondió a su llamada, y ahora no tiene sentido seguir mirando a un punto en blanco, ya no… o quizá nunca lo tuvo. No es como dejar la mirada perdida, ya que él la tiene fija en un punto que ya no existe…

Repítele que la estrella ya no está en el cielo, que no fue una ilusión: ella existió, estuvo allí, pero ahora ya no… y, sin embargo, está donde siempre estuvo, aunque el gato no lo quiera ver, aunque no la sepa buscar, ella se encuentra a su lado, como siempre estuvo, como siempre estará. Y mientras me hablas de un gato que busca a su estrella yo te podría contar mil historias de la estrella que espera que el gato la encuentre, pero él ya no la reconoce, no sabe que está a su lado cada día, cada tarde, y por ello llora ella cada noche, convirtiéndose sus lágrimas en el rocío de la mañana.

La estrella busca a un gato que ya no sabe qué espera encontrar, el gato busca a la estrella… y yo me pregunto… ¿Por qué coño no se encuentran?

viernes, mayo 04, 2007

Pensando en ti / Te odio

Como veréis, no tenía muy claro qué título ponerle a esto...
Me he sentido taaan tonta después de escribirlo...
En fin, aquí está.

¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? Incluso ahora, en la soledad que me produce estar en esta habitación llena de gente, tu imagen me persigue en mi mente. Ya no sé si es que estoy loca. Debo de estarlo… Tal vez simplemente sea que te sigo queriendo, no puedo saberlo.

Sé que ayer discutimos y me dolió más que nunca, porque después mis dedos no pudieron recorrer tu rostro como habrían hecho antes, para después abrazarte. Y te odié. Te odié por no quererme, por poder olvidar todo tan fácilmente, te odié porque envidio esa facilidad tuya para desconectar de todo lo personal… te odié porque te amo y algo me dice que no debería, que te olvide, que será lo mejor… pero no puedo hacerlo cuando te veo cada día, cuando una sola mirada tuya hace que se derrumbe toda mi determinación, cuando cada noche me persigues insistiendo en que la espera merece la pena, en que no busque a otro. Quizá sea simplemente que no quiero.

Incluso ahora, se abre la puerta y elevo la vista para buscarte en la figura que aparece en la habitación. Y la vuelvo a bajar, decepcionada, cuando veo que no eres tú. ¿Vendrás? Ni siquiera lo sé. Y sigo aquí, como una tonta, esperándote cuando me dije que no lo haría. Y te odio por ello. Y me odio por ello.

viernes, abril 27, 2007

Hueco en el pecho

Esta noche soñé que me operaban. Tenía un tumor y tú me abrías el pecho para sacármelo, pero yo no sabía qué era exactamente.

Después me dejabas en la mesa de operaciones… sola, hasta que llegaba un médico que me cerraba el corte que habías practicado con el bisturí. Y me examinaban y me dijeron que estaba embarazada de 7 meses… y yo era feliz porque íbamos a tener un hijo, tuyo y mío.

Pero me desperté. Y a medida que fue avanzando la mañana comencé a notarme hueca y me di cuenta de qué era lo que me habías quitado cuando me abriste.

Los síntomas eran claros: notaba una herida en el pecho, un hueco que amenazaba con extenderse y convertirme a mí en hueco. Tenía los límites indefinidos, a veces era enorme y otras era pequeño, como un puño, pero nunca menor. Notaba cómo mi corazón no se movía, se había parado en medio del agujero, siempre en medio…

Y me di cuenta de que no lo tenía, de que esta noche me lo habías quitado, que el hijo que en mis sueños iba a tener no tendría padre porque habías huido de mi vida, quitándome también la mía.

Y entonces me eché a llorar, gritando para intentar despertarme de un sueño que no era tal, para huir de mi realidad y volver al sueño en el que me salvabas la vida abriéndome el pecho y teníamos un hijo, el sueño en el que nunca me abandonabas y yo no tenía un hueco en el pecho porque allí estabas tú, y no te habías llevado mi corazón…

jueves, abril 26, 2007

Estrellas

Bueno pues aquí va otra... al final parece que he reflexionado sobre lo de despedirme ;)

Las estrellas no hablan, se dedican a observar desde el cielo cómo la vida discurre allá abajo en la tierra sin interferir en ella... pero hay una muy pequeñita que te vigila y que desde que te vio sólo refleja tu luz. Día y noche se mantiene despierta para asegurarse de que no te pase nada y, cuando duermes, te arropa con un manto de noches de luna llena que tejió para ti mientras te veía dormidito... Duerme tranquilo, tu estrella vela tus sueños.

martes, abril 24, 2007

Adiós, Jennifer López


Bueno... esto es por una temporada supongo... no sé aún.
Espero volver pronto, espero poder escribir pronto... espero tener fuerzas pronto... pero es tarde supongo para intentar enmendar tanto tiempo. Ahora sólo estoy triste, triste por tener que irme, por dejaros una época... espero que cuando vuelva hayáis crecido y pueda volver a reír con vosotros.
Una canción preciosa, escuchadla ;)
La verdad es que cuando entré a publicar sólo quería poner la canción... pero creo que esto es lo mejor...
De corazón, adiós...

Hoy he venido a despedirme
A hablar de tantas cosas que nunca quisiste oirme
Y ya no quiero más excusas
Tú nunca tienes tiempo, se te escapó la musa

Adiós, adiós
Me voy, adiós
Y no me dejas ni tan solo la esperanza
Adiós, amor, adiós

Si hay una lágrima en mis ojos
Es que voy recogiendo de mi vida los trozos
Si hemos jugado a una aventura
Nos hemos embriagado con tragos de locura

Adiós, adi
ós
Me voy, adi
ós
Y no me dejas ni tan solo la esperanza
Adios, amor, Adios

Adios, adios
Me voy, adiós
Y no me dejas ni tan solo la esperanza
Adiós, amor, adi
ós

Y no me dejas ni tan solo la esperanza
Adi
ós, amor, adiós

miércoles, marzo 28, 2007

Niña sin ti, Sergio Contreras

Esta es una canción que escucho mucho últimamente... simplemente me gusta ^^

Niña, sin ti ya no valgo pa na', no tengo ganas de na'
de na' que hablar tengo ya.
Los caprichos del amor que lo tuerce todo, toíto to'
eso es vamo allá te voy a contá que
no suelo llorar, me suelo aguantá
pero esta vez es diferente, quería apostar
sin más que hablar, darte mi corazón toíto to
eso es, vamo allá.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así,
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Niña sin ti...
Y ahora te diré las cosas claras y a la cara
no me importa perder el poco orgullo
que le queda a un hombre fiel
y a sus principios de entregarse en cuerpo y alma
cuando se enamora de una mujer.
Ya me da igual, debéis saber que por mucho
nombre y visco yo confirmo que
un par de lágrimas derraman, pasean por mi cara,
estoy hundío, perdío de mí mismo.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao, enaamoraaooooo.
Cómo duele, parece que voy a morir,
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
ya no tengo corazón, niña, sin ti.
La locura de sentirme feliz y triste a la vez
pensando en la misma persona
recuerdo momentos, caricias entre nosotros,
y el nudo en la garganta vuelve a aparecer.
Creo que hasta nuestras lágrimas
que recorren las mejillas de cara y caen,
se quieren.
Felicidad, tristeza: es nuestra historia.
Tú y yo, y por eso también la quiero.
En fin, a día de hoy,
te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago... suspiro.

martes, febrero 27, 2007

Hoy me miré en el espejo...


...y no me gustó lo que vi. No sólo por las lágrimas que surcaban mi rostro, sino porque no fui capaz de reconocerme. Día tras día he estado viendo la misma cara frente a mí al despertar, y hoy de pronto algo cambió. No sé el qué, pero algo en mi interior se rompió al verme, al observar cómo cambia mi rostro y se desfigura por el dolor incontenible que siente mi alma.

Dolor por el amor, por el odio, porque sí... Dolor por estar triste, dolor por mi alegría: simplemente, dolor... por todo y por nada; por llamar la atención y por querer pasar desapercibida; por los latidos de mi corazón y el silencio que oigo al dejar de respirar; por el llanto que no consigo sacar y por el que sale solo; por ti y por mí... por nosotros y por nosotros... y por no saber qué me pasa.

¿Es peor sentir ese dolor o no saber qué hacer para paliarlo...? Simplemente... estoy triste.

lunes, enero 08, 2007

8-10/VIII/2006

Este es de una época de merengue que tuve estas vacaciones ;) No sabía qué título ponerle...

Cayó; lenta pero inexorablemente se soltó el último de los lazos que nos unían. Quizá porque habías cambiado, ambos lo habíamos hecho en realidad. Por eso nos mirábamos ahora, intentando encontrar algún resto, alguna migaja perdida en nuestro mantel. Te miraba a los ojos y no encontraba nada en ellos, ningún resquicio de los sentimientos que pudiera haber albergado antes tu corazón… y el mío se desangraba.

No pudimos encontrar nada que nos impulsara a continuar, por eso permanecimos uno frente al otro, hasta que nos dimos cuenta de que aquello no iba a cambiar. Nunca fui partidaria de continuar una relación que se había estancado pero, aun así, lo hice muchas veces en el pasado por alguien que no significaba para mí ni una milésima parte de lo que tú eres.

Y ahora, mírame a los ojos y pregunta si te quiero. Sé que me echaré a llorar. ¿Te vale esa respuesta? Te quiero tanto que me duele, mi vida. Te amo con cada poro de mi piel, con cada brisa de aire que penetra en mis pulmones. Y con eso me basta.

Sólo quiero volver a sentirte entre mis brazos, sostener tu cuerpo contra el mío y susurrarte una vez, mil veces, que te quiero, que incluso tan cerca te añoro, que no quiero separarme nunca de ti.

Y me desespero cuando veo que tú no sientes lo mismo, cuando una palabra mía no recibe tu respuesta, cuando mi sueño acaba al despertarme y ya no estás a mi lado, susurrándome al oído, como hacías antes. Me desespero y me surgen las dudas cuando no sé lo que piensas, lo que sientes… y no quieres hablar del tema.

Me refugio bajo mi edredón, pensando que eres tú quien me abraza, quien protege mi cuerpo del frío, que el peso que siento es el tuyo, que el viento que entra por mi ventana abierta es tu voz, deseándome buenas noches y prometiendo velar mi sueño, observar cómo duermo, como si fueras un ángel…

lunes, diciembre 04, 2006

Cierra los ojos


Cierra los ojos por un momento. ¿Me oyes? ¿Puedes sentirme? ¿Sabes quién soy? Claro que lo sé. Eres tú, el único, ¿quién si no? ¿Te siento? ¿No eres tú el que me sostiene?
De pronto, en el silencio, retumban los latidos. Pon la mano en tu pecho y sabrás que siempre estoy contigo. Mi corazón y el tuyo unidos, un mismo latido, un ritmo, una sola candencia.
Y ya está: los ojos cerrados, tapados quizá por una venda invisible, el eterno éxtasis de saberse suya, dos cuerpos enredados que ojalá nunca tuvieran que separarse.
Y en la oscuridad, los amantes se hacen uno: un solo corazón, un cerebro que siente el placer multiplicado, una mirada de amor mutuo, un gemido de éxtasis, el sonido de un "te quiero", el propio querer que se torna realidad ante ellos... Y los cuerpos se funden en uno...

viernes, noviembre 03, 2006

"He aquí el amor", Jorge Eduardo Eielson

He aquí el amor.
Repito:
He aquí el amor.

Pero mejor hablaremos de esta puerta.
Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los dias,
las plantas son verdes como siempre,
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles,jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Pero, qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esta puerta es indudable;
por ella entro y salgo día y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.

¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta.

miércoles, noviembre 01, 2006

Labios


"Esta noche, a las doce en punto." Hablaba, pero yo ya no le escuchaba, me hallaba sumergida en el océano de sus ojos, en el marrón infinito que para mí representaba un millón de amaneceres a su lado, un mundo de verdades, de palabras y silencios, de momentos que bajo ninguna circunstancia quería dejar escapar.
Miraba sus labios moverse mientras susurraba aquellas palabras, no necesitaba saber lo que decía, porque siempre decía la misma hora. La hora en la que las hadas visitan a los niños para darles las buenas noches, el momento en el que la mitad de la población se iba a la cama y la otra mitad permanecía abrazada a su pareja en el sillón, con el televisor encendido pero sin prestarle atención alguna.

Sus labios se movían y a ratos dejaban ver o tapaban los dientes blancos y perfectos que habitaban su boca, mi boca. La lengua se movía para marcar sílaba tras sílaba un mundo de fonemas, una promesa, una imagen en la que no harán falta las palabras, un par de cuerpos unidos por un nexo común: el amor que comparten.
Y la escena se repite una y otra vez en mi mente, siempre distinta, siempre especial, y cada día, al llegar las doce en punto, la imagen cobra vida y ya no es un pictograma, es una realidad de la que formo parte, son unos brazos que me abrazan, una boca que quiere comerme, unos labios que susurran en mi oído, pero no me hace falta oírlos, pues otra vez están diciendo, cuando tenemos que separarnos, que el mundo no acaba ahí, que tenemos infinitas noches a nuestro alrededor, y que lo único que tenemos que hacer es invocar a la luna y las estrellas para que vuelvan pronto y vuelvan a ser, como siempre, las doce en punto.


¡¡Felicidadees!!

domingo, octubre 01, 2006

Meme Musical

Bueno pues por "invitación" de Irenianil, aquí me tenéis devanándome los sesos en una noche de insomnio...

1 . ¿Eres hombre o mujer?: "Y, ¿si fuera ella?", Alejandro Sanz
2 . Descríbete: "Completamente loca", Alejandro Sanz
3. ¿Qué sienten las personas cerca de ti?: "Albanta", Eduardo Aute
4. ¿Cómo te sientes?: "No seré", Julieta Venegas
5. ¿Como describirías tu anterior relación sentimental?: "Devuélveme la vida", Malú y Antonio Orozco
6. Describe tu actual relación con tu novi@ o pretendiente: "Balada del despertador", La Fuga
7. ¿Dónde quisieras estar ahora?: "Vente al más allá", Alejandro Sanz
8. ¿Cómo eres respecto al amor?: "A la primera persona", Alejandro Sanz
9. ¿Cómo es tu vida?: "Puedo jurarlo", Lena
10. ¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?: "Quisiera ser", Alejandro Sanz
11. Escribe una cita o una frase famosa: "Esta boca es mía", Joaquín Sabina
12. Ahora despídete: "Me voy", Julieta Venegas

¿Se nota que me gusta Alejandro Sanz? :P
Lo publico tal cual, sin pensarlo mucho...
Y yo... no se lo impongo a nadie, que lo haga quien quiera ;) Ya sabéis, tenéis que contestar con canciones...

jueves, septiembre 28, 2006

"Canción del amor lejano", de José Ángel Buesa

Ella no fue, entre todas, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más; y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la amé de lejos,
como una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene más reflejos.

Tuve su amor como una cosa ajena
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.

Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,
como el agua en cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía.

Me penetró su sed insatisfecha
como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.

Ella fue lo cercano en lo remoto,
pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.

Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo...
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

lunes, septiembre 18, 2006

Sueño en un gigante

Sueño en un gigante, al galope sobre mis mundos imaginarios, sobre los hombros de un ser inventado, parte de un sueño; sueño que sueño…

Sueño con momentos pasados, momentos que esperan, agazapados, su momento en el futuro. Sueño con jugar a ser gigante columpiándome con mi prima en Tentegorra; sueño con el día en que nos balanceábamos adelante y atrás: éramos las piernas, y a nuestro capricho el gigante andaba, corría o saltaba.

Y ahora me yergo en su cabeza soñando, riendo feliz, feliz en sueños, por fin.

Sueño con unicornios y dragones, con princesas aún sin rescatar, que esperan a sus príncipes, y sueño con los príncipes, que esperan a su vez el mensaje de auxilio, la flecha que, por fin, se clave en sus corazones y los haga vagar por el mundo en busca de las malvadas madrastras.

Sí, sueño en un gigante, puedo notarlo bajo mi cuerpo, minúsculo comparado con tan sólo una de sus gigantescas orejas. Podría refugiarme en su canal auditivo y creería que soy algo así como una mosca.

Ahora bajo y me siento en la anilla que tiene por pendiente en el lóbulo izquierdo. Soy de nuevo la niña que se columpia y, de pronto, le oigo reír y empezar a contar maravillosas historias de mis mundos inventados mientras los surca en lo que se me antoja como un abrir y cerrar de ojos.

Un paso más y ¡pum! salimos de un mundo para adentrarnos en un océano que lo separa de quién sabe cuál de los otros universos que aún me quedan por ver.

Sueño en un gigante y sueño con su mundo, con mi mundo y, si queréis, vuestro mundo.

viernes, agosto 11, 2006

El viento era esperanza


Buscando huellas en la arena, algún rastro de tu presencia en esta playa, pero no lo encontré... El mar había borrado las marcas de tus pies al andar por la orilla, igual que ahora borraba las mías.
Sólo el viento me traía susurros de esperanza en la tarde, ecos de tus palabras días antes por esta misma playa de Gijón. El viento era esperanza; el mar, olvido.
Elevé mis manos hasta formar una cruz a la altura del pecho. Estaba en el borde entre la arena y el agua. A la izquierda, la marea mojaba los dedos de mi pie descalzo. A la derecha, el diestro trazaba líneas en la arena que se fueron perfilando hasta desvelar tu nombre.
Cerré los ojos y me dejé caer de espaldas. Quise que el mar, que ahora mojaba la mitad de mi cuerpo con un suave movimiento de vaivén, me elevara sobre sí mismo y me arrastrara a su interior; quise desaparecer sin dejar más rastro que la huella de mi cuerpo sobre la arena, rastro que el mar se encargaría de borrar como había hecho con el tuyo, como hacía siempre...



miércoles, agosto 02, 2006

Verano pasado por agua

En un lugar de la costa cuyo nombre tengo demasiado presente para tratar de olvidarlo siquiera... yo me aburría mortalmente en mi casa mientras estudiaba para los exámenes de septiembre (matemáticas y matemáticas) y fuera llovía... y llovía... y sigue lloviendo... ¿Parará? De momento, no parece probable. Mañana bajo el Sella... si hace buen tiempo, naturalmente...
Gracias a todos los que comentasteis el post anterior...
Yo... sigo leyendo...

martes, julio 11, 2006

Paseos

Mi alma se desgarra cuando pienso en ti. A medida que avanza el día crecen mis esperanzas de que hoy sea el día, que hoy te des cuenta de que quieres estar conmigo, de que quieres intentarlo otra vez...
Antes paseaba y pensaba en lo feliz que era. Me gustaba sentir el aire golpeando mi cara, mis brazos... me imaginaba que eran tus manos acariciándome. Y ahora... ahora no corre el viento y no puedo pensar en tus manos. Son terreno prohibido para mí.
Cada día intento levantarme sin tener esa esperanza en la mirada, primero un pie, luego el otro... Pero, cuando me quiero dar cuenta, ya ilumina mi cara esa sonrisa tonta de "Estoy enamorada... y voy a verle" que no debería tener.
¿Podré soportar así hasta septiembre? Se admiten consejos, palabras de ánimo... lo que sea ;)
Pero parece que, al final, sí que había sido todo un sueño...

jueves, julio 06, 2006

Cambios

Hoy paseé por la ciudad y todo me recordaba a ti. Me llevaban por los lugares más representativos de estos meses, pero ahora ya sin ti. Y no consigo entender por qué. Igual que tú, no sé cómo hemos dejado que se nos fuera de las manos y llegara a esto. La ciudad entera parecía una metáfora de nuestra situación...
Me llevaron por todo el centro, donde más recuerdos tuyos tengo. Y no puedo culpar a quien lo hizo, sino que se lo agradezco desde el fondo de mi alma, ya que fue la despedida que tú y yo le debíamos a la ciudad. Fue mi forma de decirle a cada edificio, cada esquina, cada recóndito rincón que ya no estábamos juntos, que pasaría mucho tiempo antes de que volviera a vernos juntos, abrazados y riendo por la calle.
Recordé esos días, justo al empezar el año, en que quedábamos tarde porque iban a empezar los exámenes y querías aprovechar la tarde al máximo. Siempre te esperaba en el mismo sitio, junto a la Bola del Mundo, viéndola girar y girar incansablemente. Hoy, sin embargo, la bola estaba quieta. No salía el agua de la fuente y toda la plaza estaba cubierta por un polvo blanquecino que le daba aspecto de una película del oeste. De hecho, incluso me pareció verme transportada a un mundo en colores sepia, como si fuera una fotografía. No me habría extrañado nada ver aparecer entonces un coche de caballos, pero no pasó ninguno.
Estuve toda la tarde llorando, pensando en la situación, en cómo habíamos llegado hasta allí. "Si dos personas se quieren, se quieren de verdad, ¿cuándo llega el momento de decir 'se acabó'? Nunca..." pero para nosotros sí que llegó, ¿no?
Y aquí estoy, llorando y esperando despertar de esta pesadilla... Qué curioso que nos cueste tan poco despertar de los sueños bonitos y tanto de los que no nos gustan...

¿A que no te atreves?

Todo empezó con una leve insinuación y un par de provocativos "¿A que no te atreves?" en un viaje cualquiera en el coche. Conducía él y era de noche. Llovía con una intensidad que variaba de un par de gotas a un chaparrón en escasos segundos, de modo que, perdido el último autobús tras haber ido a visitarle, se había ofrecido a llevarme a casa.

Ambos lo habíamos pensado ya. Quizá caminando bajo la lluvia o en noches de sueños eróticos la bombilla se había iluminado igual que los faros del coche al arrancar.

Todo fue muy sugerente "No te imaginas las ganas que tengo..." "Conozco una explanada en la que no nos vería nadie..." Todo esto a medio camino ya, y mi hermano esperándome desde hacía más de un cuarto de hora. "¿A que no te atreves?" Soltó la mano derecha del volante. "¿Que no? Vas a ver tú ahora..." y metió su mano bajo mi camiseta.

Dio la vuelta en cuanto pudo. En ese momento llovía torrencialmente. Pillábamos gran parte de los semáforos en rojo, lo que sólo contribuía a aumentar nuestro deseo, nuestro ansia de tocar y sentir plenamente al otro.

Por fin llegamos a la explanada. Cuando giró las llaves del coche para pararlo yo ya me había instalado en los asientos de atrás. Vino hacia mí, la mirada lujuriosa, como la mía, y empezamos a besarnos allí, bajo la sugerente lluvia. Ambos teníamos la fantasía de hacerlo en el agua: un jacuzzi, una piscina... pero aquel era el momento perfecto. Ninguno había pensado en un coche durante la tormenta. Y sin embargo, allí estábamos. Yo, desnuda sobre él, con un ansia infinita de sentirle en mi interior. Recordé una escena de una película, Las edades de Lulú: "soy plenamente feliz cuando tengo tu leche dentro". Yo tomaba la píldora, así que podía permitirme el mismo lujo.

Y ya no había más que decir. Yo me movía, él gemía entre mis piernas y yo jadeaba. Hacía calor, o quizá éramos nosotros. Las gotas de lluvia caían sobre el cristal en el que yo apoyaba los dedos. Una y otra vez, me recorría el cosquilleo previo al orgasmo. Notaba su miembro contraerse, como hacía siempre que estaba a punto de correrse. "Sí..." ahora éramos ambos los que gritábamos. El coche se movía a mi ritmo. Y entonces no pude más. Tras aquella oleada de sensaciones, tras un mareo que me hizo perder el sentido, me quedé quieta, sobre él, y de nuevo nos acariciamos.

"Tu hermano nos espera..." y además mis padres me estaban llamando al móvil...

"Has estado increíble." "Te quiero." Y ya era feliz, no necesitaba nada más.

martes, julio 04, 2006

El sapo


No, realmente aquel mundo no estaba hecho para él. Y eso era algo que su corazón no podía soportar. Por eso lloraba, allí, entonces, entre mis brazos. Por una sociedad culpable, como siempre, de tener prejuicios. Una sociedad que yo apenas empezaba a vislumbrar y era para él una realidad asfixiante. Y la odié en aquel instante. Odié lo que le había convertido en aquello, en una antaño gran montaña que ahora se derrumbaba por su propio peso. Y la culpa, como siempre, de las palabras...


Reflexionaba estas palabras sobre la cama, mirando a su madre y pensando en ella como en un enorme sapo. Para empezar, la piel que colgaba bajo su barbilla, justo en su garganta guardaba un gran parecido con el saco que dichos animales tienen. También iba de verde... El caso es que en aquel momento, la bola de grasa que ocupaba su silla le pareció repugnante. No sabía por qué. Quizá se debiera a la indiferencia que su familia había mostrado por ella aquella tarde. Quizá sólo seguía consciente por él, porque sabía que a él sí que le importaba lo que le pasara... Fue ese pensamiento lo que le hizo desistir de su idea. Eso y el hecho de que no la sostuvieran las piernas: el acto de donar sangre no era nuevo para ella, pero, quizá debido al calor, aquel día estaba siendo fatídico. Después de comer se había sentido mareada y se había acostado. Hasta ahí, bien.
Una hora después, sus padres, tras descubrir que tenía la tensión por los suelos (7-3) se habían marchado de rebajas, abandonándola a su suerte y sin mostrar ninguna preocupación por su estado. Después de aquello, se había sentido mucho peor. Le dieron náuseas y acabó en el baño, con miedo de abrirse la cabeza contra el retrete en un momento en que le fallaran las fuerzas. Permaneció allí, sentada y temblando, con miedo, un buen rato. Después, consiguió levantarse otra vez y volver a su cama.
Fue entonces cuando pensó en hacerlo. En su estado, con una pastillita habría bastado. Tenía el pulso lo suficientemente débil para no tener que hacer muchos esfuerzos. Y una no le daba miedo, las había tomado frecuentemente... Lo que pasara, dependería del destino... Pero entonces su cara apareció ante ella. No quiso causarle más dolor del que él ya sentía, así que se limitó a quedarse en la cama, esperando, sólo esperando...
Su madre y su hermano volvieron tres horas después de su marcha. Lo primero que hizo la madre, a la que ahora contemplaba como al gran sapo, fue sentarse frente al ordenador y empezar a jugar al solitario... sin siquiera percatarse del vómito que empapaba su camiseta... Sólo una observación: "Huy, qué mal huele esta habitación, ¿no?" justo antes de un sonoro croar...

domingo, julio 02, 2006

6 meses

"¿Sabes qué? Últimamente, cada vez que te abrazo me cuesta más no besarte, así que, a lo mejor, la próxima vez no me contengo."
Estaba tumbada en la cama recordando aquel momento que había tenido lugar justamente seis meses atrás: el 1 de enero de 2006 a las 3:15 de la mañana, el momento en que comenzó la Era Oli, la época más feliz de su vida.
Ambos habían llegado allí vacíos, buscando algo que, quizá, no supieran definir con certeza. Pero, aún así, lo sentían. Sus corazones latían al unísono aquella noche, tal como ella había soñado, tal como hicieron muchas noches después. Pero en sus sueños no había sido tan maravilloso como lo fue entonces, cuando por fin lo tuvo entre sus brazos. La sensación que tuvo entonces, una mezcla entre frío, calor y una infinita felicidad, no era comparable a ninguna otra que hubiera experimentado con anterioridad.
Cuando acabó la noche, ella tenía miedo. Miedo de haberse quedado dormida de nuevo y despertar de aquel sueño maravilloso que quería convertir en una eterna realidad. Quiso detener el tiempo en su sombrero, como si fuera un mago, pero uno distinto a los que se limitan a sacar un conejo de la chistera, y tuvo miedo de no poder hacerlo, de no saber. Tuvo miedo de una despedida que no fue más que la primera vez que él le dijo "Te quiero" mirándola a los ojos y sintiendo el mismo tipo de amor que ella le profesaba.
Y ahora tenía miedo de que no hubieran pasado seis meses. ¿Y si alguna sustancia la hubiera sumido en una especie de letargo en el que llevara dormida todo este tiempo, soñando que era suya mientras que él en realidad no se había dado cuenta de su desaparición siquiera?
(Continuará...)

domingo, junio 18, 2006

Chorrada

Robado de El Chico Gris:

Coge el mes en que naciste

Enero: Bailé con
Febrero: Amé a
Marzo: Me acosté
Abril: Jugué con
Mayo: Le arreé una patada a
Junio: Quise casarme con
Julio: Le canté el Aserejé a
Agosto: Tuve una cena romántica con
Septiembre: Me lanzé salvajemente sobre
Octubre: Insulté a
Noviembre: Le grité a
Diciembre: Me alejé corriendo de

Ahora coge el día que naciste

1 : Un clip
2 : Un monstruo
3 : Un teléfono
4 : Un tenedor
5 : Un mafioso
6 : Un japonés
7 : Un caballo
8 : Tu padre
9 : El novio de mi mejor amiga
10: Una ardilla
11: Un mP3
12: Un pepino
13: Jose María Aznar
14: Un animal de peluche
15: Una gaviota
16: Una lechuga
17: Tu madre
18: Una web cam
19: Tu colonia preferida
20: Un jugador de futbol
21: Tu pareja
22: Un bombero
23: Un bebe
24: Mi vecino
25: Un bate de beisbol
26: Un cubo de basura
27: Un DVD
28: Mi profesor más odiado
29: Un rotulador permanente
30: Un libro de Harry Potter
31: Un árbol en un parque lleno de niños

Y por último el color de la camiseta que llevas ahora mismo

Blanco: Porque tengo cierto retraso mental
Negro: Porque le quiero
Rosa: Porque NO soy gay/lesbiana
Rojo: Porque unas voces me dijeron que lo hiciese
Azul: Porque soy sexy sexy sexy, y hago lo que me da la gana
Verde: Porque me odio a mi mism@
Violeta: Porque tu olor corporal me obligó
Gris: Porque soy gay/lesbiana
Amarillo: Porque alguien me dijo que lo hiciese a cambio de sexo
Naranja: Porque el cielo es azul
Otros: Porque así soy yo

La mía es:

Amé a un bebé porque me odio a mí misma.

¿Cual es la vuestra?

martes, mayo 09, 2006

Desnudo



Hoy intento buscar palabras que quieren salir de mi boca pero, a la vez, se resisten. Intento desnudar mis sentimientos por una vez. Quiero que me creas cuando te digo que me importas, que eres lo más importante para mí, que me muero cada vez que discutimos, cada vez que me miras (o no me miras) con esa carita triste que me dice que, otra vez que desgraciadamente no será la última, te he decepcionado.
Y dices que no me importas y que si es así no lo demuestro. Jo, pues puede que no lo demuestre, pero lo siento de verdad, igual que siento que no me creas cuando te lo digo, cuando te digo que eres lo que más quiero en este mundo, lo más importante. Y si no lo demuestro no es por mi orgullo, en eso te equivocaste, y tampoco es mi orgullo el que me hace callar, quedándome con cara de tonta, de tonta enamorada, cuando me miras enfadado. Callo porque no puedo hablar, porque las palabras se ahogan en mi garganta. Palabras y más palabras que antes o después se llevará el viento. Por eso lo escribo, para que aquí quede constancia, cielo. Constancia de cuánto te quiero, y delante de un montón de testigos. Puede que no lo demuestre como debería, eso no te lo niego, pero lo siento de verdad.
No fue mi orgullo el que esta mañana me impedía hablar, no fue él quien me ahogaba un "perdóname": fue el miedo. El mismo miedo que sentí cuando dijiste, en la puerta de los ordenadores, que no te importaba. El mismo miedo que me hizo correr gritando que no, que no me importaba en absoluto, y que todo a la mierda. Tenía miedo de que fueras tú quien dijera esas palabras, que dijeras que no merecía la pena y que "este es el fin".
Ahora; puede que sea justo ahora cuando me trago el orgullo y te ofrezco mi corazón, que ya era tuyo, pero no lo creías. Lo tengo en el puño, esperando a que decidas qué hacer con él. Te lo vuelvo a ofrecer, elige. Puedes cogerlo y tirarlo a la basura, o arroparlo en tu pecho, justo al ladito del tuyo, y hacerme la mujer más feliz del mundo, hacerme llorar de nuevo, pero esta vez de felicidad: llorar como hace tiempo que no lo hago.
Te lo iba a decir todo por email, pero pensé que probablemente era mejor dejarlo aquí, como una demostración pública. Lo siento si no ha cumplido su cometido. Intentaré por última vez que sonrías hoy con un pequeño regalito:


Y, mientras, seguiré buscando a mi patito...

Te quiero...

viernes, abril 28, 2006

Mi abuelo

Hace tan sólo un par de meses se murió la abuela de una amiga mía, una amiga que no dudó en venir a mí cada vez que necesitaba consuelo durante el corto tiempo que aquella mujer sobrevivió al cáncer.
Hoy es mi abuelo el que se muere, y yo no puedo acudir a ella porque ya he llorado bastante y ella y yo sabemos que "no es buena animando" ;) (ya sabes que lo digo con cariño, tontita, no te me ofendas".
Ayer me pasé toda la mañana pensando en qué escribir ahora. Tenía un texto en mente precioso, o eso me parecía a mí, pero esta noche lo olvidé entero, y no me quedan más palabras que varios "No, por favor..."
Ni siquiera sé cómo está ahora. Este miércoles le dieron, por fin, morfina y aquella noche empeoró mucho. Hoy es viernes y mis padres fueron a Oviedo, donde está ingresado, ayer. Mi hermano y yo vamos hoy en autobús.
Nunca estuve muy apegada a él, todo hay que decirlo, pero, aún así, era (mejor dicho, es, mi abuelo. Y no me vale que me digan que "va a estar en otro sitio mucho mejor", porque yo no soy creyente. ¿Dónde va a estar mejor que en su casa, con su hija que tan mal lo está pasando ahora? ¿Cómo podría creer si veo todo el sufrimiento que hay a mi alrededor?
No puedo seguir escribiendo. Sólo tres palabras: NO, POR FAVOR.............

martes, abril 25, 2006

Me basta así, Ángel González

Bueno, pues para rematar el día os dejo esta joyita que descubrí gracias a alguien muy especial, cuyo nombre no mencionaré para no despertar envidias xD, en una interesantíiisima y entretenida clase de PAM (Programación de Aplicaciones Multimedia, sé que suena apasionante, pero realmente NO lo es... espero que hayáis captado la ironía de la frase anterior).
Va para ti ;-)

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaentonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaOigo
constelaciones: existes.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaCreo en ti.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaEres.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaMe basta.)

Queda prohibido, de Alfredo Cuervo Barrero

Aquí tenéis un bonito poema, atribuido a Pablo Neruda, pero surgido de la pluma de Alfredo Cuervo Barrero. Luego copio otro.

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un DÍA sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada DÍA como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte,
olvidar sus ojos, su risa, todo,
porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no seria igual.

Héroe

Cuanto más lo pisaban, más luchaba por salir de allí, por mostrarle al mundo su verdadera fortaleza y, por fin, revelarse tal cual era, sin fingimientos ni un pasado vergonzoso que ocultar.
Era ahí, en ese deseo, donde residía su auténtico poder, su valor, aunque en aquel momento nadie le diera importancia: no era más que otro, un número sin identificación que nadie tenía en cuenta. De hecho, había muy pocos que se habían dado cuenta de su potencial y, orgullosa, he de decir que yo me encontraba entre ellos: era con nosotros con quienes se mostraba más cariñoso; éramos los únicos que podíamos verle tal cual era, "sin conservantes ni colorantes" como solíamos decir: éramos su familia. Pero, a la hora de la verdad, la única que conocía toda su historia, aquel pasado que aún le seguía atormentando en sueños, era Xana. Sólo tenía ojos para ella, aunque en ocasiones fueran ojos llenos de temor, de miedo a que hablara y le descubriera frente al resto. Literalmente, se hallaba en sus manos, a su merced; de ella dependían su salvación o su perdición. Así, si alguna vez tuvo una amiga, esa fue ella, aunque a la vez fuera su mayor enemiga. Los demás podíamos sentirnos felices con entrar en la categoría de "camaradas", "compañeros", "hermanos"... y un largo etcétera que no merece la pena recordar.
Xana y él hacían, hay que reconocerlo, una pareja encantadora. Se aferraban el uno al otro como si no hubiera nada ni nadie más en el mundo, eran sus respectivos salvavidas y, realmente, no necesitaban más.
Ninguno de nosotros supo nunca lo que había pasado, ni siquiera cuando hicieron una triunfal e inolvidable reaparición en nuestras vidas, como si sólo hubiera transucrrido un día de su huida y no dos años. Entraron en el local, ambos desfallecidos, ambos demacrados y, como pudimos observar inmediatamente, diferentes. El brillo de los ojos de él se había extinguido y, si tengo que describir la expresión de Xana con una sola palabra, diría que era cruel. Una sonrisa maligna se asomaba a su rostro, una mueca retorcida, traidora...
Nadie cubrió su cuerpo cuando ella le disparó. Simplemente, no podíamos dar crédito a lo que veíamos. Cayó, lenta pero inexorablemente, sobre un suelo que llevaba meses sin fregarse, con un tiro en la cabeza. No tenía remedio. Ella fue la primera en llorar, el resto estábamos demasiado conmocionadoes tanto por la aparición como por los hechos que habían tenido lubar allí mismo, en nuestras propias narices, en menos de un minuto.
Xana se tiró sobre él y ese fue el único momento en que pudimos reconocer un atisbo de aquella mirada que antes había cautivado a tantos. No conseguimos entender ni una sola palabra de lo que dijo, pero su voz, entrecortada por el llanto, estaba llena de dolor.
Nadie dijo nada cuando volvió a coger la pistola y se metió el cañón en la boca, mirándonos con ojos desorbitados. Una mirada que reflejaba tanto miedo como provocaba. Segundos después, cuando nos abalanzamos sobre ella para evitar lo inevitable, también se desplomó su cuerpo, al lado del de nuestro héroe. De aquel que, sin que entonces lo supiéramos, nos había salvado de nosotros mismos.
Quién sabe, puede que retome la novela de los mafiosos...

viernes, abril 21, 2006

Quizá...

Se me han quejado porque llevo mucho tiempo sin escribir nada... Realmente no ando muy inspirada, pero voy a intentarlo "a pelo", que no se diga...

Cayó al recibir el impacto de la piedra en el cráneo. Una piedra que no había visto venir, aunque a lo largo de toda su vida hubiera estado preparada para evitarla. ¿De quién era la culpa? ¿Suya? No... lo único que había hecho fue enamorarse, y eso no era ningún error... ¿o sí? ¿Acaso aquel chico no le convenía? Eso decían todos... pero no estaba muy claro que fuera verdad. Después de todo, lo importante era que se hicieran felices el uno al otro, que lo pasaran bien juntos, y aquello sí que lo habían conseguido.
Quizá por eso no entendía ahora a qué venía todo aquello. Por qué, sin más, ahora le hacía todo aquel daño, por qué la dejaba tirada allí, inmóvil y sin apenas poder ver lo que ocurría al otro lado del velo que cubría sus ojos verdes, por qué seguía habiendo gente así, y, sobre todo, por qué le había tocado a ella... Aunque eso era algo que todas las mujeres que lo sufrían se preguntaban. ¿Qué habían hecho mal? Quizá nada, quizá sólo fuera una piedra destinada a causar daño, pero no a herir; quizá aquel que la dejaba a su espalda lo había tenido planeado desde el principio, todo podía ser...
Y entonces venía la otra pregunta, la que todas se hacían antes o después: ¿lo habían visto venir? Quizá sí, aunque inconscientemente. ¿Y por qué no habían huido cuando estaban a tiempo? En esto, todas coincidían, al menos en dos aspectos: el primero, como siempre, el amor; el segundo, la esperanza de que aquel hombre amado pudiera cambiar antes o después. Y, mientras tanto, lo soportaban callando... disimulando heridas que, aunque no fueran físicas (o al menos no todas ellas), las envenenaban lentamente, acabando por matarlas.
¿Por qué no se había hecho la otra pregunta? La de "¿cuántos eran como él y han conseguido cambiar?" ¿Por qué no había huido? ¿Por qué...? Quizá... Pero todo son conjeturas. Quizá estaba destinada a no descubrirlo nunca...
Al día siguiente, llantos, ambulancias, sirenas de policía buscando a aquel hombre, a uno más para ellos, pero ÉL para los vecinos, para todos los familiares y amigos que, en un barrio olvidado del mundo, juraban venganza a través de una pantalla de televisión.
"Estés donde estés... prepárate."
Bueno, pues ahí queda. Creo que de momento no lo voy a releer, ya me arrepentiré mañana. ¡Buenas noches!

martes, abril 11, 2006

Ser peregrino - Joyce Cary

Bueno, pues este es un fragmento del libro "Ser peregrino" de Joyce Cary (Irlanda, 1888-1957).
Lo encontré en una dirección que visito bastante a menudo: El poder de la palabra, http://www.epdlp.com Os la recomiendo, tiene mucha información sobre literatura, música, arquitectura y arte en general. Yo voy a ver si consigo el libro, que me ha picado la curiosidad.
Lo cierto es que la vida es dura y peligrosa: que aquel que persigue su propia felicidad, no la alcanza; que el débil ha de sufrir; que quien solicita amor se verá decepcionado; que el glotón no quedará saciado; que quien busca la paz, encuentra la guerra; que la verdad es sólo para los valerosos; que la dicha es sólo para aquel que no teme la soledad; que la vida es sólo para aquel que no teme la muerte.

domingo, abril 09, 2006

Soledad

Lamento informar que el texto de hoy no tendrá ningún valor literario, simplemente necesito escribir algo y dejarlo aquí para que alguien lo lea.
Es sábado por la noche y estoy en casa tirada... Lo siento, Winnie, te dije que me dolía la cabeza, pero realmente estaba bien. Sólo que... yo qué sé, simplemente quería y no quería salir a la vez, ya sabes, me contradigo yo solita.
Me he pasado un montón de horas tumbada en el sofá, viendo la televisión, que por cierto, no hay nada! (era una breve aclaración por si alguien no lo sabía), así que finalmente he optado por ver una película que grabé el otro día: Tomates verdes fritos. Tenía muchas ganas de verla porque en la academia nos la pusieron en inglés el año pasado, pero yo falté el primer día y me perdí la mitad, así que ya me iba tocando... La verdad es que me ha gustado mucho, pero creo que me quedo con la duda de ¿¿La vieja era Idgie?? (Eso es lo que pensé al ver la peli en la academia, pero ahora lo veo más claro) Para empezar, la gordita esta que sale todo el rato y va a visitarla la llama Ninny, y de hecho en los créditos le ponen ese nombre, pero... quién sabe... ¿Alguien más ha visto esa película?
Mientras tanto, mi niño andará por ahí, de fiesta con los amigos del pueblo... ¡¡Si es que yo también tendría que haber salido!! Joooo... Ahora me siento más tonta... Si vuelvo a quedarme un día en casa en las mismas circunstancias, por favor, que alguien venga a sacarme porque corro el riesgo de deprimirme como ahora mismo. De hecho, voy a apagar el móvil porque no aguanto más los toques, me hacen pensar que ahora estará (y en general, estaréis todos) pasándoselo genial, seguro que bailando y echándose unas risas con la gente y la rubia en la mano... Y espero que "la rubia" sea la cerveza y no una chica... porque de lo contrario la vida de más de uno corre peligro.
Ya que estoy por aquí, os cuento lo que he estado haciendo últimamente: Ahora me ha dado por escribir una novela corta, de unas 50 páginas como máximo (que para mí ya es todo un reto, no os vayáis a creer...) y, debido a una especie de desafío, va a ser ligeramente (bastante) picante... En principio, no es más que la historia de una pareja que viaja a la playa en vacaciones, y claro, ya se sabe que con esas temperaturas y la humedad que lleva el aire... En fin, ya os iré contando qué tal sale.
Y hoy he hecho un bizcocho de chocolate!! (A ver si así doy envidia a alguien y dejáis de compadecerme por estar en casa a la 1.15 de la madrugada del sábado al domingo) Por cierto, me ha salido buenísimo (raro para ser el primero que hago, aunque mi especialidad siempre han sido los postres), quien no se lo crea que pregunte a mi hermano, que se lo he tenido que quitar porque si no el régimen luego me lo tengo que chupar yo también...
De momento, esto es todo. Me voy a la cama a escribir un ratillo. A ver si alguien más se anima a dejar un saludito y así sé que os habéis enterado de esta nueva dirección.
Pronto, más y mejor ;)

lunes, marzo 27, 2006

La habitación

Todavía no sé por qué volví. Había algo en aquella habitación que me llamaba insistentemente, de modo que finalmente la curiosidad me pudo y así el picaporte con mi mano derecha.
Aquella puerta despertaba en mí sentimientos contradictorios, pero de igual magnitud: por un lado, tenía la imperiosa necesidad de abrirla y ver el interior de la habitación; por otro, un impulso desconocido me exhortaba a salir de allí corriendo, a sacar la llave que ya había introducido en la cerradura y tirarla para no poder volver jamás.
Era una habitación extraña, con vida propia como ya había tenido ocasión de comprobar en visitas anteriores, y siempre me había parecido un lugar “especial”. Las paredes, de color rojo sangre, parecían contraerse y dilatarse rítmicamente, siempre al compás de mi respiración. Era un sitio sobrecogedor, o al menos ese era el recuerdo de mi última visita, cuando ella me había plantado definitivamente.
Había intentado entonces entrar, pero la puerta, al abrirse, no me mostró el consuelo que necesitaba, sino tan sólo dolor: mi corazón lloraba y ríos de agua caían desde el techo por las paredes, destiñéndolas y dando la macabra impresión de que torrentes de sangre inundaban la entonces angosta habitación.
Las ventanas estaban cerradas y el lugar olía a humedad. En la pared opuesta a mí, un espejo enorme me había devuelto mi propia imagen deformada, aumentando mi cabeza de forma grotesca y mostrándome la cara de una bestia, de un ser amenazador y de mirada penetrante que parecía querer salir del espejo y correr hacia mí. Tragué saliva, paralizado por el miedo y sin poder apartar los ojos de aquella escena. Deseé que aquel monstruo lograra escapar y devorarme. Caí de rodillas sobre el primer escalón y perdí el conocimiento hasta que alguien me recogió.
Aquello había ocurrido varios meses antes, y desde entonces no había vuelto a verla, pero la llave de la habitación, que había permanecido en mi bolsillo todo el tiempo, parecía haber cobrado vida propia y podía cambiar de forma y peso a capricho, haciéndose en ocasiones imposible de llevar. Asimismo, a veces, al tocarla, la había notado moverse en mi mano como si palpitara, igual que la propia habitación. Y esta era una de esas ocasiones: con el pasado a mi espalda, me sentía con fuerza suficiente para volver a aquel lugar que, a fin de cuentas, era parte de mí.
Por fin logré abrir la puerta. No quise mirar al espejo inmediatamente; preferí observar antes el resto de la habitación. Las paredes, que la última vez me habían parecido opresoras, parecían haberse aclarado ligeramente, o quizá fuera sólo un truco, un engaño producido por la luz que ahora entraba a raudales por una ventana abierta. El lugar estaba seco, y las sillas y sofás que la última vez alguien había retirado estaban colocados de nuevo en su sitio.
Bajé los dos escalones y entré respirando el aire puro. Ya en el centro de la habitación di una vuelta completa para tener una perspectiva de la misma. Y allí, en un rincón, seguía ella. La mujer a la que más había amado en toda mi vida permanecía acurrucada en una de las esquinas de la habitación como una niña, tratando de pasar inadvertida.
—¿Por qué sigues aquí?
—Eso deberías saberlo tú —me contestó con su dulce voz.
—He vuelto… —y entonces lo comprendí— para que te vayas. Tienes la puerta abierta, sal ahora.
Sonrió.
—Sabía que lo comprenderías —dijo, levantándose y mostrando su cuerpo desnudo, el mismo que yo había deseado tantas veces con anterioridad.— ¿Sabes? Me preguntaba cuánto tardarías en volver. Al fin y al cabo, nunca tuvimos un beso de despedida…
—Así que se trataba de eso…
Se acercó a mí, moviendo provocativamente las caderas a medida que caminaba con los brazos extendidos.
Me gustaría poder decir que le negué aquel beso, pero no fui lo suficientemente fuerte. Después de todo, si ella seguía allí era porque no la había olvidado.
Rodeó mi cuello y apretó su cuerpo contra el mío, haciendo que notara su forma de mujer. Colocó mis manos en torno a su cintura y se acercó aún más a mi cara con la boca entreabierta, metiendo finalmente su lengua húmeda y cálida entre mis labios. Como tantas otras veces similares, me pareció estar en el cielo y respondí a sus insinuaciones con toda la fuerza que tenía acumulada.
Tenerla allí, de nuevo, entre mis brazos, me hizo volver a la realidad. Suavemente, la aparté. Estaba llorando.
—No me eches, por favor.
Y entonces comprendí que no era más que una farsa, una forma de mantenerme encadenado a ella.
—Esta vez lo haré. Tienes que irte, tu tiempo aquí se ha agotado.
No opuso resistencia. Se fue con la cabeza gacha, y entonces la habitación pareció llenarse aún más de luz.
Finalmente, me giré hacia el espejo y caminé en su dirección. Ahora sí me devolvió mi imagen y, por primera vez en mucho tiempo, estaba sonriendo.
Salí feliz de aquel lugar y esta vez no cerré la puerta; no quería seguir ocultando mis sentimientos al mundo, sino dejarlos allí, a la vista de todos, de modo que cualquiera pudiera verlos, visitar mi corazón y ver mi alma liberada por medio de aquel espejo.

26/III/2006