Mi alma se desgarra cuando pienso en ti. A medida que avanza el día crecen mis esperanzas de que hoy sea el día, que hoy te des cuenta de que quieres estar conmigo, de que quieres intentarlo otra vez...
Antes paseaba y pensaba en lo feliz que era. Me gustaba sentir el aire golpeando mi cara, mis brazos... me imaginaba que eran tus manos acariciándome. Y ahora... ahora no corre el viento y no puedo pensar en tus manos. Son terreno prohibido para mí.
Cada día intento levantarme sin tener esa esperanza en la mirada, primero un pie, luego el otro... Pero, cuando me quiero dar cuenta, ya ilumina mi cara esa sonrisa tonta de "Estoy enamorada... y voy a verle" que no debería tener.
¿Podré soportar así hasta septiembre? Se admiten consejos, palabras de ánimo... lo que sea ;)
Pero parece que, al final, sí que había sido todo un sueño...
martes, julio 11, 2006
Paseos
Maulló
La Chica Gato
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21:01
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jueves, julio 06, 2006
Cambios
Hoy paseé por la ciudad y todo me recordaba a ti. Me llevaban por los lugares más representativos de estos meses, pero ahora ya sin ti. Y no consigo entender por qué. Igual que tú, no sé cómo hemos dejado que se nos fuera de las manos y llegara a esto. La ciudad entera parecía una metáfora de nuestra situación...
Me llevaron por todo el centro, donde más recuerdos tuyos tengo. Y no puedo culpar a quien lo hizo, sino que se lo agradezco desde el fondo de mi alma, ya que fue la despedida que tú y yo le debíamos a la ciudad. Fue mi forma de decirle a cada edificio, cada esquina, cada recóndito rincón que ya no estábamos juntos, que pasaría mucho tiempo antes de que volviera a vernos juntos, abrazados y riendo por la calle.
Recordé esos días, justo al empezar el año, en que quedábamos tarde porque iban a empezar los exámenes y querías aprovechar la tarde al máximo. Siempre te esperaba en el mismo sitio, junto a la Bola del Mundo, viéndola girar y girar incansablemente. Hoy, sin embargo, la bola estaba quieta. No salía el agua de la fuente y toda la plaza estaba cubierta por un polvo blanquecino que le daba aspecto de una película del oeste. De hecho, incluso me pareció verme transportada a un mundo en colores sepia, como si fuera una fotografía. No me habría extrañado nada ver aparecer entonces un coche de caballos, pero no pasó ninguno.
Estuve toda la tarde llorando, pensando en la situación, en cómo habíamos llegado hasta allí. "Si dos personas se quieren, se quieren de verdad, ¿cuándo llega el momento de decir 'se acabó'? Nunca..." pero para nosotros sí que llegó, ¿no?
Y aquí estoy, llorando y esperando despertar de esta pesadilla... Qué curioso que nos cueste tan poco despertar de los sueños bonitos y tanto de los que no nos gustan...
Maulló
La Chica Gato
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22:20
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¿A que no te atreves?
Todo empezó con una leve insinuación y un par de provocativos "¿A que no te atreves?" en un viaje cualquiera en el coche. Conducía él y era de noche. Llovía con una intensidad que variaba de un par de gotas a un chaparrón en escasos segundos, de modo que, perdido el último autobús tras haber ido a visitarle, se había ofrecido a llevarme a casa.
Ambos lo habíamos pensado ya. Quizá caminando bajo la lluvia o en noches de sueños eróticos la bombilla se había iluminado igual que los faros del coche al arrancar.
Todo fue muy sugerente "No te imaginas las ganas que tengo..." "Conozco una explanada en la que no nos vería nadie..." Todo esto a medio camino ya, y mi hermano esperándome desde hacía más de un cuarto de hora. "¿A que no te atreves?" Soltó la mano derecha del volante. "¿Que no? Vas a ver tú ahora..." y metió su mano bajo mi camiseta.
Dio la vuelta en cuanto pudo. En ese momento llovía torrencialmente. Pillábamos gran parte de los semáforos en rojo, lo que sólo contribuía a aumentar nuestro deseo, nuestro ansia de tocar y sentir plenamente al otro.
Por fin llegamos a la explanada. Cuando giró las llaves del coche para pararlo yo ya me había instalado en los asientos de atrás. Vino hacia mí, la mirada lujuriosa, como la mía, y empezamos a besarnos allí, bajo la sugerente lluvia. Ambos teníamos la fantasía de hacerlo en el agua: un jacuzzi, una piscina... pero aquel era el momento perfecto. Ninguno había pensado en un coche durante la tormenta. Y sin embargo, allí estábamos. Yo, desnuda sobre él, con un ansia infinita de sentirle en mi interior. Recordé una escena de una película, Las edades de Lulú: "soy plenamente feliz cuando tengo tu leche dentro". Yo tomaba la píldora, así que podía permitirme el mismo lujo.
Y ya no había más que decir. Yo me movía, él gemía entre mis piernas y yo jadeaba. Hacía calor, o quizá éramos nosotros. Las gotas de lluvia caían sobre el cristal en el que yo apoyaba los dedos. Una y otra vez, me recorría el cosquilleo previo al orgasmo. Notaba su miembro contraerse, como hacía siempre que estaba a punto de correrse. "Sí..." ahora éramos ambos los que gritábamos. El coche se movía a mi ritmo. Y entonces no pude más. Tras aquella oleada de sensaciones, tras un mareo que me hizo perder el sentido, me quedé quieta, sobre él, y de nuevo nos acariciamos.
"Tu hermano nos espera..." y además mis padres me estaban llamando al móvil...
"Has estado increíble." "Te quiero." Y ya era feliz, no necesitaba nada más.
Maulló
La Chica Gato
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martes, julio 04, 2006
El sapo
No, realmente aquel mundo no estaba hecho para él. Y eso era algo que su corazón no podía soportar. Por eso lloraba, allí, entonces, entre mis brazos. Por una sociedad culpable, como siempre, de tener prejuicios. Una sociedad que yo apenas empezaba a vislumbrar y era para él una realidad asfixiante. Y la odié en aquel instante. Odié lo que le había convertido en aquello, en una antaño gran montaña que ahora se derrumbaba por su propio peso. Y la culpa, como siempre, de las palabras...
Reflexionaba estas palabras sobre la cama, mirando a su madre y pensando en ella como en un enorme sapo. Para empezar, la piel que colgaba bajo su barbilla, justo en su garganta guardaba un gran parecido con el saco que dichos animales tienen. También iba de verde... El caso es que en aquel momento, la bola de grasa que ocupaba su silla le pareció repugnante. No sabía por qué. Quizá se debiera a la indiferencia que su familia había mostrado por ella aquella tarde. Quizá sólo seguía consciente por él, porque sabía que a él sí que le importaba lo que le pasara... Fue ese pensamiento lo que le hizo desistir de su idea. Eso y el hecho de que no la sostuvieran las piernas: el acto de donar sangre no era nuevo para ella, pero, quizá debido al calor, aquel día estaba siendo fatídico. Después de comer se había sentido mareada y se había acostado. Hasta ahí, bien.
Una hora después, sus padres, tras descubrir que tenía la tensión por los suelos (7-3) se habían marchado de rebajas, abandonándola a su suerte y sin mostrar ninguna preocupación por su estado. Después de aquello, se había sentido mucho peor. Le dieron náuseas y acabó en el baño, con miedo de abrirse la cabeza contra el retrete en un momento en que le fallaran las fuerzas. Permaneció allí, sentada y temblando, con miedo, un buen rato. Después, consiguió levantarse otra vez y volver a su cama.
Fue entonces cuando pensó en hacerlo. En su estado, con una pastillita habría bastado. Tenía el pulso lo suficientemente débil para no tener que hacer muchos esfuerzos. Y una no le daba miedo, las había tomado frecuentemente... Lo que pasara, dependería del destino... Pero entonces su cara apareció ante ella. No quiso causarle más dolor del que él ya sentía, así que se limitó a quedarse en la cama, esperando, sólo esperando...
Su madre y su hermano volvieron tres horas después de su marcha. Lo primero que hizo la madre, a la que ahora contemplaba como al gran sapo, fue sentarse frente al ordenador y empezar a jugar al solitario... sin siquiera percatarse del vómito que empapaba su camiseta... Sólo una observación: "Huy, qué mal huele esta habitación, ¿no?" justo antes de un sonoro croar...
Maulló
La Chica Gato
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7:08
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domingo, julio 02, 2006
6 meses
"¿Sabes qué? Últimamente, cada vez que te abrazo me cuesta más no besarte, así que, a lo mejor, la próxima vez no me contengo."
Estaba tumbada en la cama recordando aquel momento que había tenido lugar justamente seis meses atrás: el 1 de enero de 2006 a las 3:15 de la mañana, el momento en que comenzó la Era Oli, la época más feliz de su vida.
Ambos habían llegado allí vacíos, buscando algo que, quizá, no supieran definir con certeza. Pero, aún así, lo sentían. Sus corazones latían al unísono aquella noche, tal como ella había soñado, tal como hicieron muchas noches después. Pero en sus sueños no había sido tan maravilloso como lo fue entonces, cuando por fin lo tuvo entre sus brazos. La sensación que tuvo entonces, una mezcla entre frío, calor y una infinita felicidad, no era comparable a ninguna otra que hubiera experimentado con anterioridad.
Cuando acabó la noche, ella tenía miedo. Miedo de haberse quedado dormida de nuevo y despertar de aquel sueño maravilloso que quería convertir en una eterna realidad. Quiso detener el tiempo en su sombrero, como si fuera un mago, pero uno distinto a los que se limitan a sacar un conejo de la chistera, y tuvo miedo de no poder hacerlo, de no saber. Tuvo miedo de una despedida que no fue más que la primera vez que él le dijo "Te quiero" mirándola a los ojos y sintiendo el mismo tipo de amor que ella le profesaba.
Y ahora tenía miedo de que no hubieran pasado seis meses. ¿Y si alguna sustancia la hubiera sumido en una especie de letargo en el que llevara dormida todo este tiempo, soñando que era suya mientras que él en realidad no se había dado cuenta de su desaparición siquiera?
(Continuará...)
Maulló
La Chica Gato
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domingo, junio 18, 2006
Chorrada
Robado de El Chico Gris:
Coge el mes en que naciste
Enero: Bailé con
Febrero: Amé a
Marzo: Me acosté
Abril: Jugué con
Mayo: Le arreé una patada a
Junio: Quise casarme con
Julio: Le canté el Aserejé a
Agosto: Tuve una cena romántica con
Septiembre: Me lanzé salvajemente sobre
Octubre: Insulté a
Noviembre: Le grité a
Diciembre: Me alejé corriendo de
Ahora coge el día que naciste
1 : Un clip
2 : Un monstruo
3 : Un teléfono
4 : Un tenedor
5 : Un mafioso
6 : Un japonés
7 : Un caballo
8 : Tu padre
9 : El novio de mi mejor amiga
10: Una ardilla
11: Un mP3
12: Un pepino
13: Jose María Aznar
14: Un animal de peluche
15: Una gaviota
16: Una lechuga
17: Tu madre
18: Una web cam
19: Tu colonia preferida
20: Un jugador de futbol
21: Tu pareja
22: Un bombero
23: Un bebe
24: Mi vecino
25: Un bate de beisbol
26: Un cubo de basura
27: Un DVD
28: Mi profesor más odiado
29: Un rotulador permanente
30: Un libro de Harry Potter
31: Un árbol en un parque lleno de niños
Y por último el color de la camiseta que llevas ahora mismo
Blanco: Porque tengo cierto retraso mental
Negro: Porque le quiero
Rosa: Porque NO soy gay/lesbiana
Rojo: Porque unas voces me dijeron que lo hiciese
Azul: Porque soy sexy sexy sexy, y hago lo que me da la gana
Verde: Porque me odio a mi mism@
Violeta: Porque tu olor corporal me obligó
Gris: Porque soy gay/lesbiana
Amarillo: Porque alguien me dijo que lo hiciese a cambio de sexo
Naranja: Porque el cielo es azul
Otros: Porque así soy yo
La mía es:
Amé a un bebé porque me odio a mí misma.
¿Cual es la vuestra?
Maulló
La Chica Gato
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0:22
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martes, mayo 09, 2006
Desnudo
Y, mientras, seguiré buscando a mi patito...
Te quiero...
Maulló
La Chica Gato
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viernes, abril 28, 2006
Mi abuelo
Hace tan sólo un par de meses se murió la abuela de una amiga mía, una amiga que no dudó en venir a mí cada vez que necesitaba consuelo durante el corto tiempo que aquella mujer sobrevivió al cáncer.
Hoy es mi abuelo el que se muere, y yo no puedo acudir a ella porque ya he llorado bastante y ella y yo sabemos que "no es buena animando" ;) (ya sabes que lo digo con cariño, tontita, no te me ofendas".
Ayer me pasé toda la mañana pensando en qué escribir ahora. Tenía un texto en mente precioso, o eso me parecía a mí, pero esta noche lo olvidé entero, y no me quedan más palabras que varios "No, por favor..."
Ni siquiera sé cómo está ahora. Este miércoles le dieron, por fin, morfina y aquella noche empeoró mucho. Hoy es viernes y mis padres fueron a Oviedo, donde está ingresado, ayer. Mi hermano y yo vamos hoy en autobús.
Nunca estuve muy apegada a él, todo hay que decirlo, pero, aún así, era (mejor dicho, es, mi abuelo. Y no me vale que me digan que "va a estar en otro sitio mucho mejor", porque yo no soy creyente. ¿Dónde va a estar mejor que en su casa, con su hija que tan mal lo está pasando ahora? ¿Cómo podría creer si veo todo el sufrimiento que hay a mi alrededor?
No puedo seguir escribiendo. Sólo tres palabras: NO, POR FAVOR.............
Maulló
La Chica Gato
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9:01
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martes, abril 25, 2006
Me basta así, Ángel González
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaentonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaOigo
constelaciones: existes.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaCreo en ti.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaEres.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaMe basta.)
Maulló
La Chica Gato
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7:16
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Queda prohibido, de Alfredo Cuervo Barrero
Aquí tenéis un bonito poema, atribuido a Pablo Neruda, pero surgido de la pluma de Alfredo Cuervo Barrero. Luego copio otro.
Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un DÍA sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y mal humor.
Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.
Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada DÍA como si fuera un último suspiro.
Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte,
olvidar sus ojos, su risa, todo,
porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear tu historia,
dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no seria igual.
Maulló
La Chica Gato
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Héroe
Maulló
La Chica Gato
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viernes, abril 21, 2006
Quizá...
Maulló
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martes, abril 11, 2006
Ser peregrino - Joyce Cary
Maulló
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domingo, abril 09, 2006
Soledad
Maulló
La Chica Gato
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lunes, marzo 27, 2006
La habitación
Aquella puerta despertaba en mí sentimientos contradictorios, pero de igual magnitud: por un lado, tenía la imperiosa necesidad de abrirla y ver el interior de la habitación; por otro, un impulso desconocido me exhortaba a salir de allí corriendo, a sacar la llave que ya había introducido en la cerradura y tirarla para no poder volver jamás.
Era una habitación extraña, con vida propia como ya había tenido ocasión de comprobar en visitas anteriores, y siempre me había parecido un lugar “especial”. Las paredes, de color rojo sangre, parecían contraerse y dilatarse rítmicamente, siempre al compás de mi respiración. Era un sitio sobrecogedor, o al menos ese era el recuerdo de mi última visita, cuando ella me había plantado definitivamente.
Había intentado entonces entrar, pero la puerta, al abrirse, no me mostró el consuelo que necesitaba, sino tan sólo dolor: mi corazón lloraba y ríos de agua caían desde el techo por las paredes, destiñéndolas y dando la macabra impresión de que torrentes de sangre inundaban la entonces angosta habitación.
Las ventanas estaban cerradas y el lugar olía a humedad. En la pared opuesta a mí, un espejo enorme me había devuelto mi propia imagen deformada, aumentando mi cabeza de forma grotesca y mostrándome la cara de una bestia, de un ser amenazador y de mirada penetrante que parecía querer salir del espejo y correr hacia mí. Tragué saliva, paralizado por el miedo y sin poder apartar los ojos de aquella escena. Deseé que aquel monstruo lograra escapar y devorarme. Caí de rodillas sobre el primer escalón y perdí el conocimiento hasta que alguien me recogió.
Aquello había ocurrido varios meses antes, y desde entonces no había vuelto a verla, pero la llave de la habitación, que había permanecido en mi bolsillo todo el tiempo, parecía haber cobrado vida propia y podía cambiar de forma y peso a capricho, haciéndose en ocasiones imposible de llevar. Asimismo, a veces, al tocarla, la había notado moverse en mi mano como si palpitara, igual que la propia habitación. Y esta era una de esas ocasiones: con el pasado a mi espalda, me sentía con fuerza suficiente para volver a aquel lugar que, a fin de cuentas, era parte de mí.
Por fin logré abrir la puerta. No quise mirar al espejo inmediatamente; preferí observar antes el resto de la habitación. Las paredes, que la última vez me habían parecido opresoras, parecían haberse aclarado ligeramente, o quizá fuera sólo un truco, un engaño producido por la luz que ahora entraba a raudales por una ventana abierta. El lugar estaba seco, y las sillas y sofás que la última vez alguien había retirado estaban colocados de nuevo en su sitio.
Bajé los dos escalones y entré respirando el aire puro. Ya en el centro de la habitación di una vuelta completa para tener una perspectiva de la misma. Y allí, en un rincón, seguía ella. La mujer a la que más había amado en toda mi vida permanecía acurrucada en una de las esquinas de la habitación como una niña, tratando de pasar inadvertida.
—¿Por qué sigues aquí?
—Eso deberías saberlo tú —me contestó con su dulce voz.
—He vuelto… —y entonces lo comprendí— para que te vayas. Tienes la puerta abierta, sal ahora.
Sonrió.
—Sabía que lo comprenderías —dijo, levantándose y mostrando su cuerpo desnudo, el mismo que yo había deseado tantas veces con anterioridad.— ¿Sabes? Me preguntaba cuánto tardarías en volver. Al fin y al cabo, nunca tuvimos un beso de despedida…
—Así que se trataba de eso…
Se acercó a mí, moviendo provocativamente las caderas a medida que caminaba con los brazos extendidos.
Me gustaría poder decir que le negué aquel beso, pero no fui lo suficientemente fuerte. Después de todo, si ella seguía allí era porque no la había olvidado.
Rodeó mi cuello y apretó su cuerpo contra el mío, haciendo que notara su forma de mujer. Colocó mis manos en torno a su cintura y se acercó aún más a mi cara con la boca entreabierta, metiendo finalmente su lengua húmeda y cálida entre mis labios. Como tantas otras veces similares, me pareció estar en el cielo y respondí a sus insinuaciones con toda la fuerza que tenía acumulada.
Tenerla allí, de nuevo, entre mis brazos, me hizo volver a la realidad. Suavemente, la aparté. Estaba llorando.
—No me eches, por favor.
Y entonces comprendí que no era más que una farsa, una forma de mantenerme encadenado a ella.
—Esta vez lo haré. Tienes que irte, tu tiempo aquí se ha agotado.
No opuso resistencia. Se fue con la cabeza gacha, y entonces la habitación pareció llenarse aún más de luz.
Finalmente, me giré hacia el espejo y caminé en su dirección. Ahora sí me devolvió mi imagen y, por primera vez en mucho tiempo, estaba sonriendo.
Salí feliz de aquel lugar y esta vez no cerré la puerta; no quería seguir ocultando mis sentimientos al mundo, sino dejarlos allí, a la vista de todos, de modo que cualquiera pudiera verlos, visitar mi corazón y ver mi alma liberada por medio de aquel espejo.
26/III/2006
Maulló
La Chica Gato
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martes, febrero 28, 2006
Unión
Maulló
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Inauguración
Maulló
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