miércoles, marzo 28, 2007

Niña sin ti, Sergio Contreras

Esta es una canción que escucho mucho últimamente... simplemente me gusta ^^

Niña, sin ti ya no valgo pa na', no tengo ganas de na'
de na' que hablar tengo ya.
Los caprichos del amor que lo tuerce todo, toíto to'
eso es vamo allá te voy a contá que
no suelo llorar, me suelo aguantá
pero esta vez es diferente, quería apostar
sin más que hablar, darte mi corazón toíto to
eso es, vamo allá.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así,
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Niña sin ti...
Y ahora te diré las cosas claras y a la cara
no me importa perder el poco orgullo
que le queda a un hombre fiel
y a sus principios de entregarse en cuerpo y alma
cuando se enamora de una mujer.
Ya me da igual, debéis saber que por mucho
nombre y visco yo confirmo que
un par de lágrimas derraman, pasean por mi cara,
estoy hundío, perdío de mí mismo.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao.
Y si te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago muero por haberlo hecho
no encuentro palabras que describan la agonía
de este tonto, pobre hombre, enamorao, enaamoraaooooo.
Cómo duele, parece que voy a morir,
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
hoy pierdo la razón, niña, sin ti.
Cómo duele, parece que voy a morir
cómo duele, niña, porque tú no estás aquí
ay que ver cómo tengo yo que estar así:
sin pies, sin manos,
ya no tengo corazón, niña, sin ti.
La locura de sentirme feliz y triste a la vez
pensando en la misma persona
recuerdo momentos, caricias entre nosotros,
y el nudo en la garganta vuelve a aparecer.
Creo que hasta nuestras lágrimas
que recorren las mejillas de cara y caen,
se quieren.
Felicidad, tristeza: es nuestra historia.
Tú y yo, y por eso también la quiero.
En fin, a día de hoy,
te miro porque muero por hacerlo
y cuando lo hago... suspiro.

martes, febrero 27, 2007

Hoy me miré en el espejo...


...y no me gustó lo que vi. No sólo por las lágrimas que surcaban mi rostro, sino porque no fui capaz de reconocerme. Día tras día he estado viendo la misma cara frente a mí al despertar, y hoy de pronto algo cambió. No sé el qué, pero algo en mi interior se rompió al verme, al observar cómo cambia mi rostro y se desfigura por el dolor incontenible que siente mi alma.

Dolor por el amor, por el odio, porque sí... Dolor por estar triste, dolor por mi alegría: simplemente, dolor... por todo y por nada; por llamar la atención y por querer pasar desapercibida; por los latidos de mi corazón y el silencio que oigo al dejar de respirar; por el llanto que no consigo sacar y por el que sale solo; por ti y por mí... por nosotros y por nosotros... y por no saber qué me pasa.

¿Es peor sentir ese dolor o no saber qué hacer para paliarlo...? Simplemente... estoy triste.

lunes, enero 08, 2007

8-10/VIII/2006

Este es de una época de merengue que tuve estas vacaciones ;) No sabía qué título ponerle...

Cayó; lenta pero inexorablemente se soltó el último de los lazos que nos unían. Quizá porque habías cambiado, ambos lo habíamos hecho en realidad. Por eso nos mirábamos ahora, intentando encontrar algún resto, alguna migaja perdida en nuestro mantel. Te miraba a los ojos y no encontraba nada en ellos, ningún resquicio de los sentimientos que pudiera haber albergado antes tu corazón… y el mío se desangraba.

No pudimos encontrar nada que nos impulsara a continuar, por eso permanecimos uno frente al otro, hasta que nos dimos cuenta de que aquello no iba a cambiar. Nunca fui partidaria de continuar una relación que se había estancado pero, aun así, lo hice muchas veces en el pasado por alguien que no significaba para mí ni una milésima parte de lo que tú eres.

Y ahora, mírame a los ojos y pregunta si te quiero. Sé que me echaré a llorar. ¿Te vale esa respuesta? Te quiero tanto que me duele, mi vida. Te amo con cada poro de mi piel, con cada brisa de aire que penetra en mis pulmones. Y con eso me basta.

Sólo quiero volver a sentirte entre mis brazos, sostener tu cuerpo contra el mío y susurrarte una vez, mil veces, que te quiero, que incluso tan cerca te añoro, que no quiero separarme nunca de ti.

Y me desespero cuando veo que tú no sientes lo mismo, cuando una palabra mía no recibe tu respuesta, cuando mi sueño acaba al despertarme y ya no estás a mi lado, susurrándome al oído, como hacías antes. Me desespero y me surgen las dudas cuando no sé lo que piensas, lo que sientes… y no quieres hablar del tema.

Me refugio bajo mi edredón, pensando que eres tú quien me abraza, quien protege mi cuerpo del frío, que el peso que siento es el tuyo, que el viento que entra por mi ventana abierta es tu voz, deseándome buenas noches y prometiendo velar mi sueño, observar cómo duermo, como si fueras un ángel…

lunes, diciembre 04, 2006

Cierra los ojos


Cierra los ojos por un momento. ¿Me oyes? ¿Puedes sentirme? ¿Sabes quién soy? Claro que lo sé. Eres tú, el único, ¿quién si no? ¿Te siento? ¿No eres tú el que me sostiene?
De pronto, en el silencio, retumban los latidos. Pon la mano en tu pecho y sabrás que siempre estoy contigo. Mi corazón y el tuyo unidos, un mismo latido, un ritmo, una sola candencia.
Y ya está: los ojos cerrados, tapados quizá por una venda invisible, el eterno éxtasis de saberse suya, dos cuerpos enredados que ojalá nunca tuvieran que separarse.
Y en la oscuridad, los amantes se hacen uno: un solo corazón, un cerebro que siente el placer multiplicado, una mirada de amor mutuo, un gemido de éxtasis, el sonido de un "te quiero", el propio querer que se torna realidad ante ellos... Y los cuerpos se funden en uno...

viernes, noviembre 03, 2006

"He aquí el amor", Jorge Eduardo Eielson

He aquí el amor.
Repito:
He aquí el amor.

Pero mejor hablaremos de esta puerta.
Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los dias,
las plantas son verdes como siempre,
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles,jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Pero, qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esta puerta es indudable;
por ella entro y salgo día y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.

¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta.

miércoles, noviembre 01, 2006

Labios


"Esta noche, a las doce en punto." Hablaba, pero yo ya no le escuchaba, me hallaba sumergida en el océano de sus ojos, en el marrón infinito que para mí representaba un millón de amaneceres a su lado, un mundo de verdades, de palabras y silencios, de momentos que bajo ninguna circunstancia quería dejar escapar.
Miraba sus labios moverse mientras susurraba aquellas palabras, no necesitaba saber lo que decía, porque siempre decía la misma hora. La hora en la que las hadas visitan a los niños para darles las buenas noches, el momento en el que la mitad de la población se iba a la cama y la otra mitad permanecía abrazada a su pareja en el sillón, con el televisor encendido pero sin prestarle atención alguna.

Sus labios se movían y a ratos dejaban ver o tapaban los dientes blancos y perfectos que habitaban su boca, mi boca. La lengua se movía para marcar sílaba tras sílaba un mundo de fonemas, una promesa, una imagen en la que no harán falta las palabras, un par de cuerpos unidos por un nexo común: el amor que comparten.
Y la escena se repite una y otra vez en mi mente, siempre distinta, siempre especial, y cada día, al llegar las doce en punto, la imagen cobra vida y ya no es un pictograma, es una realidad de la que formo parte, son unos brazos que me abrazan, una boca que quiere comerme, unos labios que susurran en mi oído, pero no me hace falta oírlos, pues otra vez están diciendo, cuando tenemos que separarnos, que el mundo no acaba ahí, que tenemos infinitas noches a nuestro alrededor, y que lo único que tenemos que hacer es invocar a la luna y las estrellas para que vuelvan pronto y vuelvan a ser, como siempre, las doce en punto.


¡¡Felicidadees!!

domingo, octubre 01, 2006

Meme Musical

Bueno pues por "invitación" de Irenianil, aquí me tenéis devanándome los sesos en una noche de insomnio...

1 . ¿Eres hombre o mujer?: "Y, ¿si fuera ella?", Alejandro Sanz
2 . Descríbete: "Completamente loca", Alejandro Sanz
3. ¿Qué sienten las personas cerca de ti?: "Albanta", Eduardo Aute
4. ¿Cómo te sientes?: "No seré", Julieta Venegas
5. ¿Como describirías tu anterior relación sentimental?: "Devuélveme la vida", Malú y Antonio Orozco
6. Describe tu actual relación con tu novi@ o pretendiente: "Balada del despertador", La Fuga
7. ¿Dónde quisieras estar ahora?: "Vente al más allá", Alejandro Sanz
8. ¿Cómo eres respecto al amor?: "A la primera persona", Alejandro Sanz
9. ¿Cómo es tu vida?: "Puedo jurarlo", Lena
10. ¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?: "Quisiera ser", Alejandro Sanz
11. Escribe una cita o una frase famosa: "Esta boca es mía", Joaquín Sabina
12. Ahora despídete: "Me voy", Julieta Venegas

¿Se nota que me gusta Alejandro Sanz? :P
Lo publico tal cual, sin pensarlo mucho...
Y yo... no se lo impongo a nadie, que lo haga quien quiera ;) Ya sabéis, tenéis que contestar con canciones...

jueves, septiembre 28, 2006

"Canción del amor lejano", de José Ángel Buesa

Ella no fue, entre todas, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más; y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la amé de lejos,
como una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene más reflejos.

Tuve su amor como una cosa ajena
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.

Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,
como el agua en cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía.

Me penetró su sed insatisfecha
como un arado sobre llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.

Ella fue lo cercano en lo remoto,
pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.

Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo...
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

lunes, septiembre 18, 2006

Sueño en un gigante

Sueño en un gigante, al galope sobre mis mundos imaginarios, sobre los hombros de un ser inventado, parte de un sueño; sueño que sueño…

Sueño con momentos pasados, momentos que esperan, agazapados, su momento en el futuro. Sueño con jugar a ser gigante columpiándome con mi prima en Tentegorra; sueño con el día en que nos balanceábamos adelante y atrás: éramos las piernas, y a nuestro capricho el gigante andaba, corría o saltaba.

Y ahora me yergo en su cabeza soñando, riendo feliz, feliz en sueños, por fin.

Sueño con unicornios y dragones, con princesas aún sin rescatar, que esperan a sus príncipes, y sueño con los príncipes, que esperan a su vez el mensaje de auxilio, la flecha que, por fin, se clave en sus corazones y los haga vagar por el mundo en busca de las malvadas madrastras.

Sí, sueño en un gigante, puedo notarlo bajo mi cuerpo, minúsculo comparado con tan sólo una de sus gigantescas orejas. Podría refugiarme en su canal auditivo y creería que soy algo así como una mosca.

Ahora bajo y me siento en la anilla que tiene por pendiente en el lóbulo izquierdo. Soy de nuevo la niña que se columpia y, de pronto, le oigo reír y empezar a contar maravillosas historias de mis mundos inventados mientras los surca en lo que se me antoja como un abrir y cerrar de ojos.

Un paso más y ¡pum! salimos de un mundo para adentrarnos en un océano que lo separa de quién sabe cuál de los otros universos que aún me quedan por ver.

Sueño en un gigante y sueño con su mundo, con mi mundo y, si queréis, vuestro mundo.

viernes, agosto 11, 2006

El viento era esperanza


Buscando huellas en la arena, algún rastro de tu presencia en esta playa, pero no lo encontré... El mar había borrado las marcas de tus pies al andar por la orilla, igual que ahora borraba las mías.
Sólo el viento me traía susurros de esperanza en la tarde, ecos de tus palabras días antes por esta misma playa de Gijón. El viento era esperanza; el mar, olvido.
Elevé mis manos hasta formar una cruz a la altura del pecho. Estaba en el borde entre la arena y el agua. A la izquierda, la marea mojaba los dedos de mi pie descalzo. A la derecha, el diestro trazaba líneas en la arena que se fueron perfilando hasta desvelar tu nombre.
Cerré los ojos y me dejé caer de espaldas. Quise que el mar, que ahora mojaba la mitad de mi cuerpo con un suave movimiento de vaivén, me elevara sobre sí mismo y me arrastrara a su interior; quise desaparecer sin dejar más rastro que la huella de mi cuerpo sobre la arena, rastro que el mar se encargaría de borrar como había hecho con el tuyo, como hacía siempre...



miércoles, agosto 02, 2006

Verano pasado por agua

En un lugar de la costa cuyo nombre tengo demasiado presente para tratar de olvidarlo siquiera... yo me aburría mortalmente en mi casa mientras estudiaba para los exámenes de septiembre (matemáticas y matemáticas) y fuera llovía... y llovía... y sigue lloviendo... ¿Parará? De momento, no parece probable. Mañana bajo el Sella... si hace buen tiempo, naturalmente...
Gracias a todos los que comentasteis el post anterior...
Yo... sigo leyendo...

martes, julio 11, 2006

Paseos

Mi alma se desgarra cuando pienso en ti. A medida que avanza el día crecen mis esperanzas de que hoy sea el día, que hoy te des cuenta de que quieres estar conmigo, de que quieres intentarlo otra vez...
Antes paseaba y pensaba en lo feliz que era. Me gustaba sentir el aire golpeando mi cara, mis brazos... me imaginaba que eran tus manos acariciándome. Y ahora... ahora no corre el viento y no puedo pensar en tus manos. Son terreno prohibido para mí.
Cada día intento levantarme sin tener esa esperanza en la mirada, primero un pie, luego el otro... Pero, cuando me quiero dar cuenta, ya ilumina mi cara esa sonrisa tonta de "Estoy enamorada... y voy a verle" que no debería tener.
¿Podré soportar así hasta septiembre? Se admiten consejos, palabras de ánimo... lo que sea ;)
Pero parece que, al final, sí que había sido todo un sueño...

jueves, julio 06, 2006

Cambios

Hoy paseé por la ciudad y todo me recordaba a ti. Me llevaban por los lugares más representativos de estos meses, pero ahora ya sin ti. Y no consigo entender por qué. Igual que tú, no sé cómo hemos dejado que se nos fuera de las manos y llegara a esto. La ciudad entera parecía una metáfora de nuestra situación...
Me llevaron por todo el centro, donde más recuerdos tuyos tengo. Y no puedo culpar a quien lo hizo, sino que se lo agradezco desde el fondo de mi alma, ya que fue la despedida que tú y yo le debíamos a la ciudad. Fue mi forma de decirle a cada edificio, cada esquina, cada recóndito rincón que ya no estábamos juntos, que pasaría mucho tiempo antes de que volviera a vernos juntos, abrazados y riendo por la calle.
Recordé esos días, justo al empezar el año, en que quedábamos tarde porque iban a empezar los exámenes y querías aprovechar la tarde al máximo. Siempre te esperaba en el mismo sitio, junto a la Bola del Mundo, viéndola girar y girar incansablemente. Hoy, sin embargo, la bola estaba quieta. No salía el agua de la fuente y toda la plaza estaba cubierta por un polvo blanquecino que le daba aspecto de una película del oeste. De hecho, incluso me pareció verme transportada a un mundo en colores sepia, como si fuera una fotografía. No me habría extrañado nada ver aparecer entonces un coche de caballos, pero no pasó ninguno.
Estuve toda la tarde llorando, pensando en la situación, en cómo habíamos llegado hasta allí. "Si dos personas se quieren, se quieren de verdad, ¿cuándo llega el momento de decir 'se acabó'? Nunca..." pero para nosotros sí que llegó, ¿no?
Y aquí estoy, llorando y esperando despertar de esta pesadilla... Qué curioso que nos cueste tan poco despertar de los sueños bonitos y tanto de los que no nos gustan...

¿A que no te atreves?

Todo empezó con una leve insinuación y un par de provocativos "¿A que no te atreves?" en un viaje cualquiera en el coche. Conducía él y era de noche. Llovía con una intensidad que variaba de un par de gotas a un chaparrón en escasos segundos, de modo que, perdido el último autobús tras haber ido a visitarle, se había ofrecido a llevarme a casa.

Ambos lo habíamos pensado ya. Quizá caminando bajo la lluvia o en noches de sueños eróticos la bombilla se había iluminado igual que los faros del coche al arrancar.

Todo fue muy sugerente "No te imaginas las ganas que tengo..." "Conozco una explanada en la que no nos vería nadie..." Todo esto a medio camino ya, y mi hermano esperándome desde hacía más de un cuarto de hora. "¿A que no te atreves?" Soltó la mano derecha del volante. "¿Que no? Vas a ver tú ahora..." y metió su mano bajo mi camiseta.

Dio la vuelta en cuanto pudo. En ese momento llovía torrencialmente. Pillábamos gran parte de los semáforos en rojo, lo que sólo contribuía a aumentar nuestro deseo, nuestro ansia de tocar y sentir plenamente al otro.

Por fin llegamos a la explanada. Cuando giró las llaves del coche para pararlo yo ya me había instalado en los asientos de atrás. Vino hacia mí, la mirada lujuriosa, como la mía, y empezamos a besarnos allí, bajo la sugerente lluvia. Ambos teníamos la fantasía de hacerlo en el agua: un jacuzzi, una piscina... pero aquel era el momento perfecto. Ninguno había pensado en un coche durante la tormenta. Y sin embargo, allí estábamos. Yo, desnuda sobre él, con un ansia infinita de sentirle en mi interior. Recordé una escena de una película, Las edades de Lulú: "soy plenamente feliz cuando tengo tu leche dentro". Yo tomaba la píldora, así que podía permitirme el mismo lujo.

Y ya no había más que decir. Yo me movía, él gemía entre mis piernas y yo jadeaba. Hacía calor, o quizá éramos nosotros. Las gotas de lluvia caían sobre el cristal en el que yo apoyaba los dedos. Una y otra vez, me recorría el cosquilleo previo al orgasmo. Notaba su miembro contraerse, como hacía siempre que estaba a punto de correrse. "Sí..." ahora éramos ambos los que gritábamos. El coche se movía a mi ritmo. Y entonces no pude más. Tras aquella oleada de sensaciones, tras un mareo que me hizo perder el sentido, me quedé quieta, sobre él, y de nuevo nos acariciamos.

"Tu hermano nos espera..." y además mis padres me estaban llamando al móvil...

"Has estado increíble." "Te quiero." Y ya era feliz, no necesitaba nada más.

martes, julio 04, 2006

El sapo


No, realmente aquel mundo no estaba hecho para él. Y eso era algo que su corazón no podía soportar. Por eso lloraba, allí, entonces, entre mis brazos. Por una sociedad culpable, como siempre, de tener prejuicios. Una sociedad que yo apenas empezaba a vislumbrar y era para él una realidad asfixiante. Y la odié en aquel instante. Odié lo que le había convertido en aquello, en una antaño gran montaña que ahora se derrumbaba por su propio peso. Y la culpa, como siempre, de las palabras...


Reflexionaba estas palabras sobre la cama, mirando a su madre y pensando en ella como en un enorme sapo. Para empezar, la piel que colgaba bajo su barbilla, justo en su garganta guardaba un gran parecido con el saco que dichos animales tienen. También iba de verde... El caso es que en aquel momento, la bola de grasa que ocupaba su silla le pareció repugnante. No sabía por qué. Quizá se debiera a la indiferencia que su familia había mostrado por ella aquella tarde. Quizá sólo seguía consciente por él, porque sabía que a él sí que le importaba lo que le pasara... Fue ese pensamiento lo que le hizo desistir de su idea. Eso y el hecho de que no la sostuvieran las piernas: el acto de donar sangre no era nuevo para ella, pero, quizá debido al calor, aquel día estaba siendo fatídico. Después de comer se había sentido mareada y se había acostado. Hasta ahí, bien.
Una hora después, sus padres, tras descubrir que tenía la tensión por los suelos (7-3) se habían marchado de rebajas, abandonándola a su suerte y sin mostrar ninguna preocupación por su estado. Después de aquello, se había sentido mucho peor. Le dieron náuseas y acabó en el baño, con miedo de abrirse la cabeza contra el retrete en un momento en que le fallaran las fuerzas. Permaneció allí, sentada y temblando, con miedo, un buen rato. Después, consiguió levantarse otra vez y volver a su cama.
Fue entonces cuando pensó en hacerlo. En su estado, con una pastillita habría bastado. Tenía el pulso lo suficientemente débil para no tener que hacer muchos esfuerzos. Y una no le daba miedo, las había tomado frecuentemente... Lo que pasara, dependería del destino... Pero entonces su cara apareció ante ella. No quiso causarle más dolor del que él ya sentía, así que se limitó a quedarse en la cama, esperando, sólo esperando...
Su madre y su hermano volvieron tres horas después de su marcha. Lo primero que hizo la madre, a la que ahora contemplaba como al gran sapo, fue sentarse frente al ordenador y empezar a jugar al solitario... sin siquiera percatarse del vómito que empapaba su camiseta... Sólo una observación: "Huy, qué mal huele esta habitación, ¿no?" justo antes de un sonoro croar...

domingo, julio 02, 2006

6 meses

"¿Sabes qué? Últimamente, cada vez que te abrazo me cuesta más no besarte, así que, a lo mejor, la próxima vez no me contengo."
Estaba tumbada en la cama recordando aquel momento que había tenido lugar justamente seis meses atrás: el 1 de enero de 2006 a las 3:15 de la mañana, el momento en que comenzó la Era Oli, la época más feliz de su vida.
Ambos habían llegado allí vacíos, buscando algo que, quizá, no supieran definir con certeza. Pero, aún así, lo sentían. Sus corazones latían al unísono aquella noche, tal como ella había soñado, tal como hicieron muchas noches después. Pero en sus sueños no había sido tan maravilloso como lo fue entonces, cuando por fin lo tuvo entre sus brazos. La sensación que tuvo entonces, una mezcla entre frío, calor y una infinita felicidad, no era comparable a ninguna otra que hubiera experimentado con anterioridad.
Cuando acabó la noche, ella tenía miedo. Miedo de haberse quedado dormida de nuevo y despertar de aquel sueño maravilloso que quería convertir en una eterna realidad. Quiso detener el tiempo en su sombrero, como si fuera un mago, pero uno distinto a los que se limitan a sacar un conejo de la chistera, y tuvo miedo de no poder hacerlo, de no saber. Tuvo miedo de una despedida que no fue más que la primera vez que él le dijo "Te quiero" mirándola a los ojos y sintiendo el mismo tipo de amor que ella le profesaba.
Y ahora tenía miedo de que no hubieran pasado seis meses. ¿Y si alguna sustancia la hubiera sumido en una especie de letargo en el que llevara dormida todo este tiempo, soñando que era suya mientras que él en realidad no se había dado cuenta de su desaparición siquiera?
(Continuará...)

domingo, junio 18, 2006

Chorrada

Robado de El Chico Gris:

Coge el mes en que naciste

Enero: Bailé con
Febrero: Amé a
Marzo: Me acosté
Abril: Jugué con
Mayo: Le arreé una patada a
Junio: Quise casarme con
Julio: Le canté el Aserejé a
Agosto: Tuve una cena romántica con
Septiembre: Me lanzé salvajemente sobre
Octubre: Insulté a
Noviembre: Le grité a
Diciembre: Me alejé corriendo de

Ahora coge el día que naciste

1 : Un clip
2 : Un monstruo
3 : Un teléfono
4 : Un tenedor
5 : Un mafioso
6 : Un japonés
7 : Un caballo
8 : Tu padre
9 : El novio de mi mejor amiga
10: Una ardilla
11: Un mP3
12: Un pepino
13: Jose María Aznar
14: Un animal de peluche
15: Una gaviota
16: Una lechuga
17: Tu madre
18: Una web cam
19: Tu colonia preferida
20: Un jugador de futbol
21: Tu pareja
22: Un bombero
23: Un bebe
24: Mi vecino
25: Un bate de beisbol
26: Un cubo de basura
27: Un DVD
28: Mi profesor más odiado
29: Un rotulador permanente
30: Un libro de Harry Potter
31: Un árbol en un parque lleno de niños

Y por último el color de la camiseta que llevas ahora mismo

Blanco: Porque tengo cierto retraso mental
Negro: Porque le quiero
Rosa: Porque NO soy gay/lesbiana
Rojo: Porque unas voces me dijeron que lo hiciese
Azul: Porque soy sexy sexy sexy, y hago lo que me da la gana
Verde: Porque me odio a mi mism@
Violeta: Porque tu olor corporal me obligó
Gris: Porque soy gay/lesbiana
Amarillo: Porque alguien me dijo que lo hiciese a cambio de sexo
Naranja: Porque el cielo es azul
Otros: Porque así soy yo

La mía es:

Amé a un bebé porque me odio a mí misma.

¿Cual es la vuestra?

martes, mayo 09, 2006

Desnudo



Hoy intento buscar palabras que quieren salir de mi boca pero, a la vez, se resisten. Intento desnudar mis sentimientos por una vez. Quiero que me creas cuando te digo que me importas, que eres lo más importante para mí, que me muero cada vez que discutimos, cada vez que me miras (o no me miras) con esa carita triste que me dice que, otra vez que desgraciadamente no será la última, te he decepcionado.
Y dices que no me importas y que si es así no lo demuestro. Jo, pues puede que no lo demuestre, pero lo siento de verdad, igual que siento que no me creas cuando te lo digo, cuando te digo que eres lo que más quiero en este mundo, lo más importante. Y si no lo demuestro no es por mi orgullo, en eso te equivocaste, y tampoco es mi orgullo el que me hace callar, quedándome con cara de tonta, de tonta enamorada, cuando me miras enfadado. Callo porque no puedo hablar, porque las palabras se ahogan en mi garganta. Palabras y más palabras que antes o después se llevará el viento. Por eso lo escribo, para que aquí quede constancia, cielo. Constancia de cuánto te quiero, y delante de un montón de testigos. Puede que no lo demuestre como debería, eso no te lo niego, pero lo siento de verdad.
No fue mi orgullo el que esta mañana me impedía hablar, no fue él quien me ahogaba un "perdóname": fue el miedo. El mismo miedo que sentí cuando dijiste, en la puerta de los ordenadores, que no te importaba. El mismo miedo que me hizo correr gritando que no, que no me importaba en absoluto, y que todo a la mierda. Tenía miedo de que fueras tú quien dijera esas palabras, que dijeras que no merecía la pena y que "este es el fin".
Ahora; puede que sea justo ahora cuando me trago el orgullo y te ofrezco mi corazón, que ya era tuyo, pero no lo creías. Lo tengo en el puño, esperando a que decidas qué hacer con él. Te lo vuelvo a ofrecer, elige. Puedes cogerlo y tirarlo a la basura, o arroparlo en tu pecho, justo al ladito del tuyo, y hacerme la mujer más feliz del mundo, hacerme llorar de nuevo, pero esta vez de felicidad: llorar como hace tiempo que no lo hago.
Te lo iba a decir todo por email, pero pensé que probablemente era mejor dejarlo aquí, como una demostración pública. Lo siento si no ha cumplido su cometido. Intentaré por última vez que sonrías hoy con un pequeño regalito:


Y, mientras, seguiré buscando a mi patito...

Te quiero...

viernes, abril 28, 2006

Mi abuelo

Hace tan sólo un par de meses se murió la abuela de una amiga mía, una amiga que no dudó en venir a mí cada vez que necesitaba consuelo durante el corto tiempo que aquella mujer sobrevivió al cáncer.
Hoy es mi abuelo el que se muere, y yo no puedo acudir a ella porque ya he llorado bastante y ella y yo sabemos que "no es buena animando" ;) (ya sabes que lo digo con cariño, tontita, no te me ofendas".
Ayer me pasé toda la mañana pensando en qué escribir ahora. Tenía un texto en mente precioso, o eso me parecía a mí, pero esta noche lo olvidé entero, y no me quedan más palabras que varios "No, por favor..."
Ni siquiera sé cómo está ahora. Este miércoles le dieron, por fin, morfina y aquella noche empeoró mucho. Hoy es viernes y mis padres fueron a Oviedo, donde está ingresado, ayer. Mi hermano y yo vamos hoy en autobús.
Nunca estuve muy apegada a él, todo hay que decirlo, pero, aún así, era (mejor dicho, es, mi abuelo. Y no me vale que me digan que "va a estar en otro sitio mucho mejor", porque yo no soy creyente. ¿Dónde va a estar mejor que en su casa, con su hija que tan mal lo está pasando ahora? ¿Cómo podría creer si veo todo el sufrimiento que hay a mi alrededor?
No puedo seguir escribiendo. Sólo tres palabras: NO, POR FAVOR.............

martes, abril 25, 2006

Me basta así, Ángel González

Bueno, pues para rematar el día os dejo esta joyita que descubrí gracias a alguien muy especial, cuyo nombre no mencionaré para no despertar envidias xD, en una interesantíiisima y entretenida clase de PAM (Programación de Aplicaciones Multimedia, sé que suena apasionante, pero realmente NO lo es... espero que hayáis captado la ironía de la frase anterior).
Va para ti ;-)

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaentonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaOigo
constelaciones: existes.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaCreo en ti.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaEres.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaMe basta.)